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Baños romanos de la Hedionda, Casares (Rincón Singular)

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Baños romanos de la Hedionda, Casares (Rincón Singular)

Dicen que aquí el diablo exhaló su último aliento cuando fue expulsado por Santiago. Esta es una de las leyendas que el imaginario popular guarda para justificar el olor a azufre de las aguas. Los conocidos como Baños de la Hedionda, Bien de Interés Cultural, constituyen uno de los hitos históricos del macizo de la Utrera y en general de toda Casares. Se trata de unos Baños Sulfurosos Ferruginosos, situados en un hermoso y ventajoso paraje, que el hombre ha sabido aprovechar desde tiempos de los romanos. El recinto del balneario, cuadrado, con una bóveda esférica de pechinas y dos bóvedas de cañón, se encuentra en el margen derecho del arroyo Albarrán y muy cerca del límite con el municipio de Manilva. Más información Baños sulfurosos ferruginosos de origen romano y remodelación árabe. Consisten en un recinto balneario de forma cuadrada, de aproximadamente 6 metros de lado, con bóveda esférica de pechinas y dos bóvedas de cañón, a levante del mismo, todo bajo las aguas. Remodelaciones posteriores, fruto de distintos niveles de caudal del venero, hacen que los árabes retoquen su estructura y la amplíen con muros y canalizaciones sacadas a la luz. Los baños se sitúan en el margen derecho del arroyo Albarrán. Los materiales empleados en su construcción son: hormigón de cal, piedras y dobles o triples hileras de ladrilos macizos. Las leyendas atribuyen su origen al propio Julio César, cuando era pretor, que aliviando una enfermedad hérpetica en sus aguas mandó construirlos. Lo que sí es seguro es que en sus aguas se bañaron sus tropas a la espera de la confrontación con Pompeyo y encontraron alivio a las enfermedades de la piel. La zona de los baños está declarada como Bien de Interés Cultural.