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Gran Senda de Málaga (GR 249). Etapa 09. Periana - Riogordo

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Gran Senda de Málaga (GR 249). Etapa 09. Periana - Riogordo
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Tipo etapa Lineal
Tipo localización Sierras Litorales
Tipo de firme Sendas terrizas, caminos de tierra y carrilles asfaltados
Distancia 19700 m.
Tiempo estimado 6:45 h.
Punto de inicio c/ Torre del Mar, Periana (E)
Altitud 570 m.
Punto de llegada c/ Baños de Vilo, Riogordo (N)
Altitud 425 m.
Desnivel neto en metros 1779 m.
Desnivel acumulado de ascenso en metros 821 m.
Desnivel acumulado de descenso en metros 958 m.
Dificultad

Azul - Fácil

Severidad del medio natural 2
Orientación en el itinerario 2
Dificultad en el desplazamiento 2
Cantidad de esfuerzo necesario 4
Valoración según método MIDE
Sistema SIDIF

Resumen

Resumen
Descripción
Cómo acceder
Características
Lugares de paso
Senderos que enlazan
Formas de recorrer
  • Características
    Tipo de Tramo Longitud % del total
    Longitud Total 19700
    Tramos de asfalto o cemento 2685 14 %
    Tramos de pista o camino forestal 15870 81 %
    Tramos de senda 1145 6 %
    Tramos de vía pecuaria 10300 53 %
  • Puntos de interés

    Lugares de paso

    En orden del sentido de la marcha
    En orden del sentido de la marcha
    Punto de paso Ref. UTM / altura Distancias parciales
    1 Periana. Salida etapa 9 30S

    x=36.92712009718417 y=-4.186467483370534 z=590

    0,0 km
    2 Cortjo de los Peñones 30S

    x=36.9419265117765 y=-4.18230620710374 z=825

    3,2 km
    3 Cruce a Marchamona 30S

    x=36.9520326127364 y=-4.17307307728037 z=865

    5,1 km
    4 Aldea de Guaro 30S

    x=36.96010448828063 y=-4.188944791115851 z=730

    6,9 km
    5 Cortijo de Zapata 30S

    x=36.9576642296708 y=-4.20833832094592 z=725

    8,9 km
    6 Cortijo de las Monjas 30S

    x=36.943825246428 y=-4.24265196570776 z=580

    12,6 km
    7 Río Sabar 30S

    x=36.939943656374176 y=-4.250056479580079 z=470

    13,6 km
    8 Puerto Sabar 30S

    x=36.93791265869056 y=-4.263105197273728 z=590

    16,1 km
    9 Arroyo de las Morenas 30S

    x=36.9298946856047 y=-4.27953402869307 z=480

    18,2 km
    10 Riogordo norte. Fin etapa 9 GR 249 30S

    x=36.919684365318815 y=-4.2901407227049315 z=445

    19,7 km
  • Formas de recorrer

    En referencia a la forma de tránsito en las diferentes etapas, recordamos que éstas están dividida en tres categorías (a pie, en bicicleta todo terreno o BTT y a caballo). No obstante, cuando indicamos que se puede realizar a pie, siempre nos referimos al 100 % de la etapa; mientras que, en el caso de la BTT y a caballo, dependerá de las restricciones temporales y las normativas municipales, por lo que tendremos que elegir trazados paralelos o alternativos que nos permitan el tránsito. También recordamos que el uso de la BTT, dependiendo de la etapa o sendero, puede tener lugar por recorridos sobre pavimentos irregulares y con altos desniveles, por lo que pueden entrañar alguna o mucha dificultad técnica.

    • A pie
    • En bicicleta

    Señalización

    Señalización

De interés

Cartografía
Municipios
Establecimientos Gran Senda
Puntos de interés
Accesibilidad

Multimedia

Imágenes
Vídeos
Documentos

Información medioambiental

Entorno natural
Los ríos y el agua
Fauna
  • Entorno natural

    Tanto el comienzo como el final de la Etapa transitan por las arcillas y areniscas del Aljibe del Flysch del Corredor Colmenar-Periana; los paisajes son básicamente alomados pero muy complejos geológicamente hablando, y con tendencia a embarrarse. En la parte central el camino va justo a pie de la montaña, con lo que los paisajes resultan muy serranos, con las moles rocosas levantándose 700 metros por encima de las alquerías, donde son frecuentes los derrubios de ladera, los cortados de caliza gris y las fuertes pendientes desarboladas. Es este el flanco meridional de las Sierras de Alhama y Guaro (con La Torca, 1.500 m como cumbre señera) y la Sierra de Enmedio (Vilo, 1.415 m).  El drenaje de estas moles calizas al contacto con las arcillas impermeables provoca surgencias como la de Guaro o los Baños de Vilo, pertenecientes ambos a la cuenca del río Vélez. El río Guaro emerge de una surgencia vauclusiana que revienta en las épocas de lluvia y se agosta rápidamente y, aún así, es uno de los principales aportes al Pantano de la Viñuela, con hasta 100 l/s.

    El otro elemento hidrográfico que vertebra el paisaje es el río Sabar, que proviene de los Llanos de Alfarnatejo y Alfarnate, la Sierra del Jobo y las vertientes septentrionales de las que se han descrito antes. En la zona en la que se vadea, su caudal es importante, llegando incluso a tener peces (barbos y cachos principalmente) en algunos tramos, y siendo especies habituales el galápago leproso, la culebra viperina y bastantes anfibios. La vegetación de ribera es aquí profusa, fundamentalmente de fresnos, sauces, cañas y adelfas, mientras que en ambos márgenes son comunes aquí los olivos y algarrobos centenarios, de tortuosos troncos. A la postre, el río Sabar es tributario del Guaro y este forma la cola norte del Embalse de la Viñuela, que se visitó en la Etapa 8 del GR 249.

    En estos entornos dulceacuícolas hay una bonita comunidad de aves de ribera, desde la lavandera cascadeña en las rocas del cauce y la orilla hasta el cetia ruiseñor cantando sonoramente desde la vegetación. Es destacable la población de zarcero bereber (Iduna opaca) que cobija este pequeño río malagueño, una de las de mayor altitud de la provincia. Es una especie estival en Málaga, aún no lo suficientemente conocida, que tiene preferencia por formaciones cercanas al agua en ambientes semiáridos, como tarajales, cañaverales, saucedas y choperas. Es un ave transahariana que inverna en África tropical. 

    Aunque discurriendo por un paisaje mixto, el primer ascenso resulta muy interesante desde el punto de vista medioambiental. Hay una mezcla abigarrada de numerosos peñones calizos muy afectados por la erosión y un dédalo de corredores tomados por un matorral alto con encinas, gayombas, retamas, aulagas y coscojas prometiendo un futuro bosque maduro. Este entorno tan particular cobija a un ave  invernante de interés, el acentor común, que rara vez se deja ver pero emite continuamente un agudo silbido algo discordante que delata su presencia. Es un buen hogar también para los tejones.

    Un poco más arriba, son de destacar los espléndidos ejemplares de pino carrasco que jalonan el camino asentando los taludes en la zona donde se hace el principal quiebro del recorrido hacia las aldeas. En este terreno mixto cabe citar la presencia de la liebre ibérica (Lepus granatensis). Se trata de una especie endémica de la península Ibérica, donde está presente sólo en la mitad centro y sur. En general está ligada a los medios abiertos, los cultivos, los prados, las estepas o las zonas con matorral disperso y arbolado con escasa cobertura formando sotobosque, y en dehesas, humedales e incluso zonas dunares. Pero, como aquí, también en cultivos arbóreos como el olivar y en entornos en mosaico. Es solitaria, aunque de noche y en hábitats óptimos pueden congregarse grupos de muchas liebres, siempre en zonas donde abunde el alimento. Está activa sobre todo durante la noche, pudiendo recorrer hasta 7 km en busca de alimento en cada jornada. Las liebres se pueden reproducir prácticamente todo el año. Tanto los machos como las hembras están sexualmente activos todos los meses, pudiendo haber partos en cualquier época. Suele nacer una cría por parto, menos frecuentemente dos. Al contrario que el conejo, ni excava madrigueras ni tienen letrinas (cagarruteros).

    El entorno más particular de la Etapa son los acebuchales casi puros y de comportamiento rupícola de las cercanías del Cortijo de Zapata y del monte del Cerrajón de los Baños, que rememoran la selva mediterránea con multitud de enredaderas y arbustos de hoja perenne.  El acebuche (Olea europea var. sylvestris) es un olivo silvestre que se diferencia de la variedad cultivada por su porte arbustivo, sus hojas de forma oval, su menor tamaño y por su fruto bastante más pequeño. El aceite que se puede obtener de la acebuchina posee mayor contenido de esteroles y terpenos si se compara con el de los olivos, pero su rendimiento es mucho menor. Este arbolillo aparece acompañando a las encinas, quejigos y alcornoques, o en los matorrales que resultan de su degradación, junto al lentisco, mirto, palmito o espino negro, indicando su termicidad. Vive en zonas de clima típicamente mediterráneo y resiste bien la sequía, las altas temperaturas estivales y el viento, aunque es sensible al frío y las heladas, por lo que suele refugiarse en zonas resguardadas y orientadas al sur en aquellas localidades de montaña por encima de los 1.000-1.200 m, como ocurre aquí.

    Los acebuchales y olivares resultan un lugar idóneo para la alimentación en invierno de grandes números de currucas capirotadas y de zorzales comunes, un ave exclusivamente invernante en nuestra provincia. En estas zonas en las que la Etapa nos acerca a las moles calizas del Arco Calizo Central podremos encontrar el rápido y poderoso vuelo del halcón peregrino o incluso oiremos algún bando de chova piquirroja, que abunda en esas paredes rocosas. Durante la época de reproducción es recomendable buscar entre los vencejos que allí vuelan al real, fácilmente reconocible por su gran tamaño, largas alas y partes inferiores blancas con un collar marrón.

    La última parte del recorrido vuelve a recuperar el terreno tremendamente arcilloso, un entorno rural donde quedan bosques islas de encinas y matorral de colonización de retamas, abulagas y plantas aromáticas. Este es el lugar idóneo para la recogida de material de construcción de las avispas alfareras, himenópteros del género Eumenes. Estas avispas no son fáciles de ver: solo una concienzuda búsqueda entre las flores o sobre el suelo húmedo permiten su observación. Sin embargo, sus característicos nidos llaman la atención cuando son colocados sobre las construcciones humanas: mezclando el barro húmedo con su saliva (que contiene unos compuestos químicos que actúan como pegamento) elaboran un nido semicircular con un agujero, a menudo con forma de cuello de botella. Una vez terminado, introduce dentro de él orugas de lepidópteros sedadas con el veneno de la avispa y cuando tiene comida suficiente almacenada, pone un huevo, sella la entrada y abandona el nido. La larva de la avispa alfarera crecerá en el interior alimentándose de las orugas de mariposas y tras varias semanas o meses, saldrá como avispa adulta.

  • Los ríos y el agua

    No hay cursos de agua de importancia el caudal de cara al regadío. Y precisamente en esta etapa pero sí significativos nacimientos.
El Nacimiento del Río Guaro pertenece a la Cuenca del Río Vélez y se localiza en la misma aldea. Es una surgencia vauclusiana que revienta en las épocas de lluvia y se agosta rápidamente y, aún así, es uno de los principales aportes al Pantano de La Viñuela, de hasta 100 l/s. Proviene del acuífero carbonatado del Arco Calizo Central, una de cuyas montañas, detrás del pueblo, alcanza los 1.500 metros de altitud en la cumbre de La Torca.

    Por encima del manantial hay una galería con sondeos auxiliares, excavada para regular de la utilización hortelana del Guaro surge la leyenda de “La Doncella del Río Guaro”, una joven morisca de azules ojos que aumentaba el caudal con su mirada hasta el día en que desapareció dejándolo como hasta ahora. La historia entronca con la dependencia de la humanidad con el agua de consumo y la proverbial relación de los andalusíes con el líquido elemento.

    Cuando se cruza la carretera de Alfarnate se deja a la izquierda otro par de nacimientos, el de la Laguna y el de los Baños de Vilo. Este último es de renombre por sus propiedades mineromedicinales, que incluso propiciaron la construcción de un balneario. Recientemente se ha acondicionado de nuevo con fines turísticos para un alojamiento rural.

    Por último, en las proximidades del Cortijo Zapata, una enorme cortijada habilitada como casa rural, hay un nacimiento no tan importante por su caudal como por dar cobijo a una arboleda singular. Hay una olmeda muy densa con ejemplares de gran porte, a los que se suman chopos y frutales con querencia al agua como nogales e higueras.

  • Fauna

    Aves

    La salida de Periana se hace a través de cultivos abandonados de olivar y almendros, con algunos pies de encina jóvenes que muestran la potencialidad forestal de terreno. Así, encontraremos desde un principio especies de zonas abiertas junto a una comunidad de especies forestales, que aún se observan en densidades bajas. A lo largo de la etapa se cruzarán zonas de monte bajo, con especies de interés, así como encinares y cultivos de cereal y olivar. De entre los cultivos de olivar cabría distinguir aquellos recientes de los que están dando fruto desde hace más de 100 años (algunos de los pies que encontraremos a nuestro paso bien merecen unos minutos de observación). En las cercanías del cortijo de Marchamona y en la parte final de la etapa estaremos cerca de imponentes cortados que sirven de refugio a especies carismáticas típicas de estos ambientes.

    Especies Singulares

    En el inicio de etapa podremos observar tórtola turca, estorninos y gorriones, en las zonas vinculadas a edificaciones, junto a otras especies como cogujada común, curruca cabecinegra, buitrón, carbonero común y diferentes especies de fringílidos (verdecillo, jilguero y verderón). Durante la primavera y el verano, tendremos de manera continua en el cielo vencejos (mirando con atención se pueden identificar el pálido, el común y el real) y diferentes especies de hirundínidos (principalmente golondrina común, avión común y golondrina dáurica).

    Antes de entrar en una zona poblada con encinas dejamos a nuestra izquierda una zona de monte bajo con aulagas, donde también aparecen las primeras formaciones de roca desnuda y ejemplares de encina dispersos de porte arbóreo. En esta zona comienzan a aparecer especies típicamente rupícolas y comienzan a ser más frecuentes aquellas ligadas a los medios arbóreos, destacando el roquero solitario y la collalba negra, a los que se sumará durante el invierno el colirrojo tizón, en las zonas rocosas. Ya en el entorno de las aulagas, muy cerca del encinar, aparecen la curruca rabilarga y el alcaudón común; a la lista de fringílidos mencionada anteriormente se le suma en esta zona el pardillo común. Además, podremos observar perdices, mochuelo y también rapaces como el águila culebrera y el cernícalo vulgar. Ya en la zona ocupada por encinas podremos ver tórtola común, de nuevo carbonero común, acompañado de herrerillo común, y también pinzón vulgar.

    El inicio del primer rellano desde que se iniciara la etapa lo marca la presencia de unos pinos carrascos de gran envergadura, que junto a los cultivos de cereal darán de nuevo pie a que nuestra lista de especies observadas se enriquezca. Podremos observar paloma torcaz, cogujada montesina, zarceros comunes y, en la distancia, se dejarán sentir las chovas piquirrojas, sobrevolando los cortados que dominan el cortijo de Marchamona. De aquí hasta Guaro encontraremos cultivos de cereal y olivar, donde perdices, abubilla, golondrinas común y dáurica, cogujadas, bisbita común, lavandera blanca, colirrojo tizón, curruca cabecinegra, buitrón y estornino constituyen las especies más frecuentes.

    La senda pasa junto al cortijo de Zapata, donde la presencia de un nacimiento de agua hace posible que se forme un bosquete de ribera con olmos de gran porte y álamos. En primavera el canto de la curruca capirotada es el predominante en la zona, el cual se transforma en un sonoro y fuerte chasquido durante el invierno. Además de capirotadas podremos ver gavilán, tórtola común, paloma torcaz, mirlo común, zorzales común y charlo, oropéndolas y tendremos la ocasión de escuchar autillo, lechuza común y chotacabras pardo durante la noche. Dejado atrás el cortijo, se pasa por un acebuchal muy cerrado donde, además de los paseriformes vistos hasta el momento, hace acto de presencia el arrendajo, que delatará nuestra presencia con sus gritos de alarma. Especialmente en invierno esta zona se puebla de aves procedentes del centro y norte de Europa que encuentran en los acebuches el alimento y la protección necesaria para sobrevivir durante los meses fríos (principalmente zorzales comunes, petirrojos y currucas capirotadas).

    Pasado el cortijo de La Cueva comienza el último ascenso entre olivos de la variedad verdial, que culminan en un monte bajo donde puede observarse durante la época de cría a la curruca tomillera. El descenso final se hace entre olivos de troncos descomunales, donde el escaso alzacola persiste y puede observarse en primavera y verano, aunque en densidades muy bajas. Los lugareños conocen al escaso alzacola, especie que hace honor a su nombre, y destacan su enrarecimiento progresivo durante los últimos años. El protagonismo pasa a partir de esta zona a los impresionantes tajos del entorno de Pulgarín, paredes calizas que predominarán en las próximas etapas. En estos agrestes paisajes se hacen un hueco las rapaces rupícolas, con el águila perdicera, el halcón peregrino y el búho real como especies destacadas. El buitre leonado también frecuenta la zona, aunque de forma irregular y generalmente en números reducidos.

    Si desea más información sobre esta etapa (localización, fenología o valores naturales), pinche aquí.