Itinerario
La senda discurre por un extraordinario bosque mediterráneo, que tras pasar el abrevadero-descansadero de Siete Pilas nos permitirá enlazar el Valle del Guadiaro con el Valle del Genal a través del Peñón de Benalauría, imponente macizo de roca caliza donde practicar la escalada.
Resumen
La etapa realiza un recorrido hacia el sur a media ladera del flanco izquierdo del valle del Guadiaro por alcornocales, encinares y cultivos hasta que llega a la alquería de Siete Pilas. Luego realiza el paso a la otra cuenca importante de la Serranía de Ronda, el valle del Genal, cambiando a dirección este.
Hasta la Laguna Honda comparte recorrido con el GR-141 y se dedica a realizar suaves subidas y bajadas cruzando numerosos cursos de agua, algunos de ellos permanentes y todos tributarios del Guadiaro. El valle es muy abierto en esta parte, con los pueblos de Jimera de Líbar y Cortes de la Frontera a media altura, entre la sierra y la tierra de labor, en laderas opuestas. A partir de la entrada en los Montes Públicos de Benadalid y Benalauría comienza una larga ascensión hasta el Puerto de Benalauría, situado entre las elevaciones calizas del Peñon de Benadalid y la Loma de la Sierra.
La proliferación de casas, cortijadas y alquerías en este tramo central se debe a la abundancia de nacimientos y a las grandes extensiones de terrenos propicios para el cultivo. El sendero circula enlazando la red de veredas y pistas hasta que emprende la coronación del puerto, la máxima altitud de la etapa. Al final del descenso conecta con el GR-141 y tras un trecho de carretera y una bonita casa entre castaños se llega a Benalauría. Preponderan en la etapa las pistas de diferente factura y hay un buen tramo central de veredas tradicionales recuperadas.
Jimera de Líbar llega hasta las derruida Venta Alfacara (km 4.7), donde empiezan los nogales. Luego se transita por Benadalid y una alambradita marca el paso a Benalauría en el kilómetro 8 aproximadamente, antes de subir a Siete Pilas y tras pasar la laguna. Ya no se abandona este municipio hasta el final, pero en la subida al puerto el camino es durante un trozo la linde de términos.
Lo mejor
La etapa es un buen ejemplo de la seña identitaria por excelencia de la Serranía de Ronda, la diversidad natural. La principal es la litológica, con margocalizas, areniscas del aljibe, tierra de bujeo, calizas, dolomías y pizarras en una sucesión que va siendo ocupada por diferentes bosques (alcornocal/encinar con quejigos y pinares) o usos humanos (olivar, nogaleda, cultivos de secano, dehesas, regadío, castañares). Los diferentes arroyos que bajan desde las sierras dinamizan el paisaje también con sus aguas permanentes o estacionales, pero con cauces rodeados de espesos sotos fluviales donde prepondera el matorral.
La alquería de Siete Pilas es todo un ejemplo de armonía con la naturaleza donde entre una casa y la contigua se sitúan los huertos y los corrales para el ganado, al lado mismo de los bujeos cultivados y las dehesas de encinas y quejigos.
El puerto es el paso natural entre estos terrenos del término municipal de Benalauría y el caso urbano principal, pero el paisaje sufre un cambio drástico al otro lado. Primero por la proximidad de los escarpes calizos del Peñón de Benadalid y del Tajo de los Aviones, con una escuela de escalada y dos ferratas. Luego, por la preponderancia de los esquistos y pizarras en adelante, que componen un terreno alomado densamente arbolado donde descollan los blancos pueblos serranos. De entre ellos, uno de los más representativos y mejor conservados es precisamente el destino final de la etapa, Benalauría.