Itinerario
Con un trazado que recorre todo el litoral entre estas dos localidades, la senda discurre en paralelo a la línea de costdddd a través de la arena de sus playas, paseos marítimos y puertos deportivos, siempre con la compañía de la suave brisa del Mediterráneo.
Resumen
La Etapa 30 es prácticamente llana, con ascensos y descensos de muy poca dificultad al transitar a nivel del mar, y con dirección este a ligeramente nordeste entre las poblaciones de Estepona y Marbella. Los términos municipales de las dos ciudades contactan en el río Guadalmina, en el punto kilométrico 13.7.
Comienza en la zona oriental del paseo marítimo de Estepona pero enseguida se interna en el litoral marítimo para recorrer los primeros 7 kilómetros y medio, hasta la Torre de Guadalmansa, por la zona mejor acondicionada. Aparte de algunos acerados, hay kilómetros de viales pedestres, hasta 6 puentes y algunas pasarelas elevadas.
Después, hasta el kilómetro 17, se pasea por las playas y dunas de la Costa del Sol Occidental, con breves desvíos por los acerados de algunas urbanizaciones. Hay que cruzar algunos cursos de agua de cierta envergadura, que llegan a mantener un buen volumen de agua en verano.
Los restantes 10 kilómetros se camina por los Paseos Marítimos de San Pedro y Marbella, unas veces enlosados, otras con pasaderas de madera y las demás con albero o piso de tierra. Siempre, eso sí, con al menos uno de sus laterales ajardinado. El cruce de los ríos, mucho menos numerosos y caudalosos en esta segunda parte, pasa a veces inadvertido entre la urbanización costera.
Se tiene en el recorrido la oportunidad de conocer los entresijos del desarrollo urbanístico del mediterráneo malagueño, ligado intrínsecamente al turismo en sus más variadas facetas. En no pocas ocasiones el dominio público marítimo terrestre adquiere dimensiones irrisorias, en otras la playa puede ser considerada meramente urbana, pero a ratos el senderista se verá recompensado por parajes de singular belleza y retazos de la naturaleza que fue. Son paradigmáticos de esto que se comenta los parajes de las desembocaduras de los ríos bermejenses y las dunas del Saladillo y Matas Verdes. Y la Historia se materializa aquí con el medievo de las numerosas torres atalayas o la basílica paleocristiana y el periodo romano con las termas y la villa de río Verde.
Lo mejor
Es de destacar la oportunidad que se tiene mediante este recorrido de conocer los entresijos del desarrollo urbanístico de la Costa del Sol Occidental, ligado intrínsecamente al turismo en sus más variadas facetas. En no pocas ocasiones el dominio público marítimo terrestre adquiere dimensiones irrisorias, en otras la playa puede ser considerada meramente urbana, pero a ratos el senderista se verá recompensado por parajes de singular belleza y retazos de la naturaleza que fue.
Así, la costa ha corrido diversa suerte según el momento histórico en que se acometió su urbanización, quedando en general el medio natural originario relegado a unos pocos metros.
En algunos puntos del litoral esteponero, no obstante, es factible todavía localizar cordones dunares supervivientes, en especial en la Playa del Saladillo y Matas Verdes. Incluso es posible retrotraerse a los antiguos usos costeros mediante la anacrónica observación de algunos huertos todavía en producción a escasos metros de la orilla del mar o los barcos y artes de pesca tradicionales instalados en taludes elevados sobre la playa.
Pero son sin duda la red de torres atalayas y almenaras medievales, a veces muy diferentes unas de otras, y las numerosas desembocaduras de los ríos bermejenses las que dinamizan el largo recorrido por el litoral malagueño, mundialmente famoso pero también un gran desconocido desde el punto de vista de sus valores patrimoniales y ambientales.