Entorno natural
La segunda etapa del GR-141 discurre en paralelo al corredor natural del Guadiaro, en clara dirección sur. En este sector de la Gran Senda de la Serranía de Ronda predominan las dehesas, los bujeos, el monte y las tierras de labor, especialmente dedicadas a los pastos y cultivos de secano asentados en una amplia franja de arcillas, margas, margocalizas cretácica y areniscas del periodo miocénico. Los diferentes usos componen un extraordinario crisol de paisajes antropizados que podemos gozar desde las alturas de la dorsal interfluvial Guadiaro-Genal, hasta las mismas orillas del río.
En la margen contraria, al este, llama poderosamente la atención el macizo de Líbar, un alargado cordón montañoso de naturaleza caliza que ofrece una de las mejores manifestaciones del modelado cárstico en Andalucía. En las empinadas laderas del pie de monte y por debajo de los escarpes cimeros, se desarrollan espesas manchas de encinar que dan cobijo a especies tan singulares como la gineta. Al llegar al hendido cañón de las Buitreras el sendero pasa a circular por la margen derecha del Guadiaro, dejando entrever la fuerza erosiva del agua como modelador de este singular Monumento Natural de Andalucía.
Nada más iniciar el recorrido, el senderista se adentra en la Dehesa de Jimera, monte público municipal donde proliferan quejigos, encinas y también los alcornoques que aprovechan para subsistir el pH ligeramente ácido del suelo. Destacar la ejemplar gestión del Ayuntamiento de Jimera de Libar que ha sabido conciliar la explotación del monte, la preservación de sus valores naturales y la educación ambiental, proporcionando al visitante todo un muestrario de equipamientos informativos. En estos pagos prolifera la cabaña porcina durante el periodo de la montanera, además de la ganadería caprina, representada por la cabra montejaqueña o payoya (Capra aegagrus hircus), raza autóctona y en peligro de extinción, perfectamente adaptada a la quebrada orografía serrana.
Sin duda, la saca de las corchas, que acontece cada diez años, es uno de los aprovechamientos más singulares de esta finca. El 95% de las corchas se dedican a la elaboración de tapones para las botellas de vino. La vaca retinta andaluza (Bos taurus turdetanus) es otra de las moradoras de la dehesa; su carne es muy apreciada por los gastrónomos.
Además de buitres surcando los cielos, no será descabellado observar entre la fronda al ciervo (Cervus elaphus), también llamado venado. Fue reintroducido en esta zona con fines cinegéticos en el último cuarto del siglo XX. Entre mediados de septiembre y octubre el celo de este herbívoro, conocido como la berrea, congrega a un buen número de naturalistas y curiosos. Indicar que, gracias a unas acertadas labores de restauración, recientemente se ha recuperado el vaso de una pequeña charca temporal que pretende favorecer la vida de algunos anfibios como el sapo corredor, el sapillo pintojo, la salamandra común y, entre los reptiles, a la culebra viperina.
El importante acuífero de la dorsal Jurásica que nos separa del vecino valle del Genal aporta caudal a un buen número de arroyos subsidiarios del Guadiaro, entre ellos el de Atajate, de los Judíos, Alfacara y Fuensanta, algunos con caudal permanente en los años generosos de lluvias. Están custodiados por un cerrado adelfal, con higueras y numerosas plantas trepadoras que impiden progresar por sus lechos. Sin duda, proporcionan un hábitat ideal a especies como el eslizón ibérico, el gallipato, la culebra de collar mediterránea y el tritón pigmeo (Triturus pygmaeus), un pequeño anfibio de unos 14 cm. de longitud y de actividad crepuscular, de clara coloración verdosa con pequeñas manchas negras. Tiene la particularidad de pasar el verano enterrado bajo tierra, en estado de semiletargo. El resto del año se ve en entornos húmedos. En la provincia de Málaga quedan escasos ejemplares. Se encuentra incluido en el Listado Andaluz de Especies Silvestre en Régimen de Protección Especial.
Entre arroyos, proliferan los pastizales con profusión de acebuches y espinos majoletos dispuestos en pequeñas agrupaciones, entre las que crece el endemismo bético Cynara baetica, de bellas flores blancas. La profusión de matorral y arbustos en los bujeos procura alimento aun buen número de aves, entre ellas el papamoscas gris, el estornino pinto, el pinzón vulgar y el verderón común.
Al pasar al término municipal de Benadalid hallamos una importante explotación de nogales y poco antes de entrar en el de Benalauría encontramos la laguna Honda, Florida o del Quemado que es en realidad una charca de origen endorreico y de carácter estacional. El perímetro lo ocupa un juncal, mientras que los ranúnculos ocupan toda la lámina acuosa con sus bonitas flores blancas. Aquí observaremos a la salamandra bética (Salamandra salamandra longirostris), un endemismo del área geográfica de la Serranía de Ronda, al sapillo moteado o a la ranita meridional.
Hasta la aldea de Siete Pilas caminaremos inmersos en una preciosa dehesa de alcornoques y quejigos que sustenta una importante ganadería vacuna, y en el tramo que media hasta las vegas del río Guadiaro, por un fornido encinar acompañado de toda su cohorte floral. Este es el hábitat propicio para el corzo morisco (Capreolus capreolus), un pequeño cérvido restringido a los bosques de la serranía rondeña y gaditana, que difieren de sus congéneres del norte por ser más pequeños y de distinta coloración. Son difíciles de ver, aunque en el periodo de celo, llamada ladra, se muestran más confiados. Suelen tener una cría, aunque lo realmente sorprendente es la capacidad de la hembra para guardar en estado latente un óvulo que se podrá desarrollar cuando las condiciones ambientales sean óptimas. A pesar de llevar una difícil convivencia con el ciervo y la ganadería, sus poblaciones serranas crecen lentamente. Recientemente se ha reintroducido en el Parque Natural Sierras de Tejeda, Almijara y Alhama.
Tendremos contacto directo con el río Guadiaro entre los pagos de Siete Puertas y la Pasada del Bujeo del Álamo, con importantes vegas incultas ocupadas por un pastizal que tiene por reina al cardillo, también conocido por tagarnina (Scolymus hispanicus). Esta planta herbácea bienal se ha propagado en los últimos tiempos debido al abandono de las tareas agrícolas. Los naturales recolectan a principios de la primavera los tallos de esta verdura para elaborar tortillas, revueltos, sopas, guisos, potajes, etc. En el mismo entorno, dentro del municipio de Benalauría y muy próximo a la orilla del Guadiaro, se halla la Huerta del Médico ocupada por una excelente masa de quejigal (Quercus faginea), con ejemplares centenarios, que ha merecido el reconocimiento como Arboleda Singular de Andalucía.En estos entornos merodean numerosos lepidópteros, caso de la blanca esbelta (Leptidia sinapis), pero nos queremos detener en la presencia de la cejirrubia (Callophrys avis), una bonita mariposa de color verde brillante que suele sobrevolar los matorrales próximos a las vegas. Sus orugas se alimentan de plantas como la bocha (Dorycnium penthaphyllum) y de algunas jaras (Cistus monspeliensis y salvifolius).
Desde el puerto de la Fresneda, a través de un alcornocal que sufrió el paso de las llamas, accedemos al cortijo del Conde, paso previo para enfilar por su margen derecha el imponente cañón de las Buitreras, labrado por las aguas del Guadiaro sobre las calizas y margas cretácicas, aprovechando el marcado sinclinal. Sobre los cortados aparece un terreno quebrado compuestos por lapiaces y pequeñas torcas cubiertas de encinas, palmitos, lentiscos, algarrobos, cornicabras, acebuches y, de manera especial, de sabinas negras (Juniperus phoenicea), arbusto de porte piramidal que ofrece una especie de fruto, tipo gálbulo, redondeado y globoso. Florece durante el otoño e invierno y fructifica a principios del verano. En la Serranía de Ronda se recolectan sus cepas para elaborar dornillos. Se puede confundir con la sabina rastrera. La negra se distingue por tener unos estróbilos de mayor tamaño. En las paredes umbrías prosperan, igualmente, el durillo y el colorido acanto.
De entre los mamíferos, tanto la cabra montesa como el zorro son profusos en estos relieves serranos. El buitre leonado (Gyps fulvus) halla en este ambiente rupícola un lugar donde anidar y procrear. La pareja, que es fiel toda la vida, acondiciona el nido en una repisa rocosa. Tendrá una puesta anual de un solo huevo. Estas aves carroñeras cumplieron una importante función limpiando el monte de animales muertos, tanto domésticos como salvajes. Hoy día, tras el descenso de la carga ganadera, dependen también de comederos y muladares creados para tal fin. Le acompañan la paloma bravía, el avión roquero y el vencejo real. En ocasiones hemos detectado la visita del alimoche, especie que dejó de anidar en la Serranía de Ronda hace algunos años.
Al final del cañón descubriremos el charco del Moro, donde fluye de manera subterránea un importante aporte al Guadiaro. Se sabe por el uso de trazadores, que esas aguas se acopian a través de los sumideros situados en los poljes de ambas vertientes del macizo de Líbar. De aquí al final de etapa tendremos al Guadiaro como fiel acompañante, con escasa vegetación riparia, siendo lo significativo la presencia del Potamogeton natans, una planta que ocupa en los remansos la lámina superficial. Entre las hojas de este hidrofito veremos un pequeño molusco endémico de Andalucía que responde al nombre de Melanopsis cariosa, catalogado en el Libro Rojo de los Invertebrados Españoles en la categoría de Amenazado. Finalmente, tras pasar junto a la central eléctrica de las Buitreras, accedemos a El Colmenar, rodeados por laderas donde abunda el aromático poleo.