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Gran Senda de la Sierra de las Nieves (GR 243). Etapa 01. Ronda - El Burgo

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Gran Senda de la Sierra de las Nieves (GR 243). Etapa 01. Ronda - El Burgo
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Tipo etapa Lineal
Tipo localización Sierras Interiores
Tipo de firme 13,5% asfalto, 71,7% carriles y pista forestal, 14,8% sendero.
Distancia 23700 m.
Tiempo estimado 8:30 h.
Punto de inicio Explanada junto al recinto ferial de Ronda. Coincide con la intersección de la A-397 a la Costa del Sol, la A-374 a Sevilla, la A-367 a Campillos y Málaga, y la A-366 a Coín
Punto de llegada Puente sobre río Turón. En la travesía de entrada a El Burgo (A-366)
Desnivel neto en metros 1911 m.
Desnivel acumulado de ascenso en metros 873 m.
Desnivel acumulado de descenso en metros 1038 m.
Dificultad

Rojo - Difícil

Severidad del medio natural 3
Orientación en el itinerario 2
Dificultad en el desplazamiento 2
Cantidad de esfuerzo necesario 4
Valoración según método MIDE
Sistema SIDIF

Resumen

Resumen
Descripción
Cómo acceder
Características
Lugares de paso
Senderos que enlazan
Formas de recorrer
  • Características
    Tipo de Tramo Longitud % del total
    Longitud Total 23700
    Tramos de asfalto o cemento 3105 14 %
    Tramos de pista o camino forestal 16491 72 %
    Tramos de senda 3404 15 %
  • Puntos de interés

    Lugares de paso

    En orden del sentido de la marcha
    En orden del sentido de la marcha
    Punto de paso Ref. UTM / altura Distancias parciales
    1 Salida Etapa 1. Ronda - El Burgo. GR-243 Sierra de las Nieves 30S

    x=36.7517870155301 y=-5.14592897921556 z=717

    0,0 km
    2 Puerto de Lifa. Etapa 1. Ronda - El Burgo. GR-243 Sierra de las Nieves 30S

    x=36.7459180424764 y=-5.05307709984774

    9,3 km
    3 Arroyo de la Higuera. Etapa 1. Ronda - El Burgo. GR-243 Sierra de las Nieves 30S

    x=36.7616398518396 y=-5.00589857115899 z=674

    15,1 km
    4 Llegada a El Burgo. Etapa 1. Ronda - El Burgo. GR-243 Sierra de las Nieves 30S

    x=36.788340563701 y=-4.94932035281943 z=551

    23,7 km
  • Formas de recorrer

    En referencia a la forma de tránsito en las diferentes etapas, recordamos que éstas están dividida en tres categorías (a pie, en bicicleta todo terreno o BTT y a caballo). No obstante, cuando indicamos que se puede realizar a pie, siempre nos referimos al 100 % de la etapa; mientras que, en el caso de la BTT y a caballo, dependerá de las restricciones temporales y las normativas municipales, por lo que tendremos que elegir trazados paralelos o alternativos que nos permitan el tránsito. También recordamos que el uso de la BTT, dependiendo de la etapa o sendero, puede tener lugar por recorridos sobre pavimentos irregulares y con altos desniveles, por lo que pueden entrañar alguna o mucha dificultad técnica.

    • A pie

    Señalización

    Señalización

De interés

Cartografía
Municipios
Recorrido
Consejos
  • Cartografía

    Tipo de Cartográfica:  Raster.

    Escala: 1:25.000.

    Hojas:  Esta etapa transcurre en las hojas 1051-I, 1051-II, 1051-III.

    Fuente: Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía (Junta de Andalucía).

Multimedia

Imágenes
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Documentos

Información medioambiental

Entorno natural
Los ríos y el agua
Parque natural
Flora
Fauna
  • Entorno natural

    Esta primera etapa del Sendero Sierra de las Nieves (GR-243) transita por dos ámbitos bien distintos como son la depresión de Ronda, considerada el extremo oeste del llamado Surco Intrabético, y el valle del río Turón, uno de los principales aportes del Guadalhorce. De por medio y dirimiendo ambos espacios hallamos el eje calizo Sierra Hidalga - Los Peñoncillos, importante colector de la precipitación, de cuyos acuíferos se alimentan dos cuencas tan separadas como la del Guadalhorce y Guadiaro. En el plano geológico, nos hallamos en el contacto de las unidades Béticas Internas y Externas, donde concurren las unidades del Campo de Gibraltar con los complejos Bético y Penibético.

    La ruta comienza en el propio casco urbano de Ronda, ascendiendo suavemente hasta el puerto de Bilbao, entre campos baldíos, olivares y almendrales. Siguiendo siempre la estela oeste-este se accede a la amplia llanura cerealista de los Llanos de Aguaya, constituida por margas, areniscas y lutitas. En este paraje adehesado, el más fértil de los alrededores de Ronda, se prodiga la agricultura de secano, con pequeñas manchas de olivar y, ahora también, de viñas. El clima es muy propicio por la baja intensidad de las heladas y por hallarse al resguardo del enorme murallón calizo de las sierras Hidalga y del Oreganal. En estos pagos abundan aves esteparias tipo cogujadas, trigueros y tarabillas. Hacemos mención al aguilucho cenizo, que dejó de anidar hace años pero ha sido citado históricamente.

    Nada más llegar las primeras pendientes, asistimos a un cambio del paisaje y de los usos agropecuarios. El encinar toma el relevo a los cultivos y la ganadería extensiva se hace patente en el terreno. El arroyo del Lancero, seco en la cabecera, divide los dos macizos del entorno, Sierra Hidalga al sur y Los Peñoncillos al norte con un notable modelado cárstico. Atravesamos la finca del mismo nombre a través del Camino de Ronda a Yunquera. Hace unos años que este predio se dedicó a la caza mayor, por lo que no será nada extraño cruzarnos con algún ciervo (Cervus elaphus). Durante el periodo de la berrea, allá por el mes de septiembre, se podrá disfrutar de los sonidos que marca el inicio del otoño en la montaña mediterránea. Son estos entornos frecuentados por el ratonero grande (Myotis myotis), uno de los murciélagos de mayor envergadura de Europa. Las covachas le sirven con refugio. Los machos se reproducen con unas cinco hembras que darán a luz una sola cría que podrá volar pasado un mes y medio. Se alimentan de insectos e incluso pequeños roedores.

    Conforme ganamos altura iremos descubriendo en las laderas de Sierra Hidalga algunos pinsapos solitarios. Son los restos de un ejército vencido por actividades hoy desaparecidas como el carboneo, por la ganadería desaforada de antaño y por la práctica de los militares de un antiguo acuartelamiento de artillería de Ronda, que en sus maniobras abrían fuego contra los pinsapos. Actualmente, se ven despuntar algunos jóvenes abetos en los lugares más inaccesibles.

    El puerto de Lifa, a más de mil cien metros de altitud, nos abre las puertas del Parque Natural y Nacional Sierra de las Nieves y nos asoma a la cortijada de Lifa, situada en una amplia dolina sobre materiales triásicos. Este paso natural es lugar frecuentado por las ruidosas chovas piquirrojas (Pyrrhocorax pyrrhocorax) y por el elegante vuelo del águila azor perdicera (Aquila fasciata) en busca de una buena pieza. En el extremo este de la nava, sobre un promontorio rocoso, observamos la desvencijada atalaya medieval de Lifa y las escarpaduras donde se aferran algunos arces (Acer monspessulanum). La lagartija andaluza (Podarcis vaucheri) es relativamente abundante en estos ambientes rocosos. De cuerpo estilizado y hocico aguzado, se la ve trasegar entre las rocas, dejando desvelar la intensidad de su coloración, normalmente de tonos verdosos. Hormigas, moscas, escarabajos y otros insectos conforman su dieta alimenticia. Entre abril y junio la hembra suele poner entre dos y cuatro huevos.

    Atrás dejamos la cortijada de Lifa, con el primitivo cortijo engullido entre las nuevas naves ganaderas y los distintos rediles. Será por la presencia continua de ganado, que no es la primera vez que observamos al zorro (Vulpes vulpes) merodear por estos entornos.

    Ahora descendemos por el valle de Lifa rodeados de cantiles dolomíticos muy fragmentados y laderas pinas ocupadas por un cornicabral (Pistacea terebinthus) que ha merecido el máximo grado de protección en la zonificación del Parque Natural Sierra de las Nieves. Debe su nombre a las agallas en forma de cuerno que producen ciertos insectos en las hojas y folíolos. Este arbusto alcanza aquí la categoría de árbol, que puede ser macho o hembra. Su polinización es entomófila, actuando principalmente mariposas y abejas. El fruto es pequeño y de color desde el rojo al negro. Con la madera de cornicabra se hacían cajas de tabaco. También contiene trementina, con la que se obtienen barnices. Se usa igualmente como planta matriz del pistacho, cuyo cultivo se ha extendido recientemente por la Serranía de Ronda.

    El lugar es realmente bello y colorido en la época otoñal, cuando también descubrimos amplias manchas de lirios (Iris planifolia) y azafranes silvestres (Crocus serotinus) por doquier. Los canchales que se desprenden de Sierra Blanquilla son el hábitat favorito de aviones roqueros (Ptyonoprogne rupestris) y vencejos. Conforme perdemos altura, lo que antaño fueron terrazgos de cultivos asociados a los cortijos de Buenavista y Moñiguitos, se ven ocupados por las referidas cornicabras en feliz convivencia con encinas, quejigos, pinos carrascos, algarrobos (Ceratonia siliqua), acebuches y lentiscos, creando un dosel verde donde podremos observar a varios tipos de zorzales, entre ellos el real, el alirrojo y el zorzal charlo (Turdus viscivorus), ave residente que se caracteriza por su plumaje dorsal de color pardo grisáceo y pecho claro y moteado. Nidifica en los árboles y tiene una puesta anual de entre tres y cinco huevos. Se alimenta de insectos, frutos y pequeños invertebrados, aunque lo más curioso es que también engulle bayas de muérdago, tóxicas para otras especies. Este zorzal disemina sus semillas a través de las defecaciones que realiza en las ramas de los arbustos. A mayor altura planean los buitres leonados (Gyps fulvus) que usan dichos cantiles como apostaderos.

    Antes de afluir a la pista del puerto de la Mujer, tendremos que vadear el arroyo de la Higuera, sin caudal en verano. La amplitud de su cauce y el caos de rocas arrastradas ya nos dan pistas sobre el régimen de este curso fluvial, tan impetuoso con las grandes crecidas que aguas arriba cuenta con al menos tres diques de contención construidos a mediados del siglo pasado. Una vez situado en el carril, será el pinar de pino carrasco (Pinus halepensis) quien dé sombra y cobijo a los moradores del monte. La necesidad de una regulación hidrológica de la cuenca del Turón y la decadencia de las actividades agropecuarias llevaron a las autoridades ambientales del momento (ICONA) a realizar, a mediados de los sesenta del siglo XX, una intensa repoblación en estos montes públicos del municipio de El Burgo. La buena gestión forestal en el manejo del bosque va dando sus frutos y la diversificación de arboledas y sotos se aprecia a simple vista.

    Nos vamos acercando a El Burgo, ahora por encima del cauce del río del Burgo, entre los impresionantes cantiles de la zona norte, por donde discurre la carretera a Ronda y las laderas de margocalizas con fuertes pliegues que nos preceden al sur. El curso fluvial se vuelve a encajar y a partir del Nacimiento lleva un caudal permanente de agua. Esa circunstancia permite que se desarrolle un excelente bosque de ribera, con presencia de álamos, sauces, olmos y adelfas. En las frías aguas mora la nutria (Lutra lutra) y una comunidad ictícola notable, con ejemplares de barbos, bordallos y bogas.

    Para regular el caudal se construyeron cinco diques o zúas. Dos de ellas se destinan igualmente para el riego de las huertas del El Burgo, son la de Requena y Largo del Dique. Las otras tres, de mayor tamaño, son la de la Hierbabuena, del Nacimiento y del Dique. Este último también se presta para el baño en verano. Las huertas y cultivos de olivar avisan de la cercanía de El Burgo. En estos ambientes humanizados se ven numerosos pajarillos: carboneros, jilgueros, verderones (Chloris chloris) y pinzones.

    Ecosistemas y Paisajes destacables

    Campos de cultivos cerealistas. Monte mediterráneo y pastos. Cornicabral. Valle de Lifa. Valle y ribera del Río Turón. Formaciones calizas.

    Recomendaciones

    Parte del recorrido discurre por el interior de fincas privadas en las que solo está permitido el paso a pié. Existen algunos portillos que deben mantenerse cerrados tras su paso. Muy importante respetar la propiedad privada.

    No olvidar cerrar las angarillas y portelas que se encuentran en el camino, ni salirse de los caminos establecidos, especialmente en la finca de Los Peñoncillos, que está dedicada a la caza mayor, ya que sólo puede ser atravesada por medios no motores.

    Tanto el cornicabral de Lifa como los pinares de los montes de El Burgo son importantes masas arbóreas del Parque Natural, de gran interés botánico y ecológico; por lo tanto, no se debe encender fuego.

  • Los ríos y el agua

    La franja más occidental del Parque Nacional se ve favorecida por el fenómeno de las nieblas. Se producen tanto por inversión térmica como por condensación. Resulta todo un espectáculo ver a estas masas nubosas aferrarse a los valles u observarlas avanzar lentamente, movidas por masas de aire caliente, contorneando las cumbres en típicas formaciones de cascadas. La lluvia horizontal o criptoprecipitación aporta un buen número de litros de agua, frescor y humedad, sobre todo en los meses secos del estío.

    Según los datos registrados se puede afirmar que la precipitación media del Parque Nacional es de 820 mm, aunque esta tendencia baja conforme nos dirigimos hacia el este y descendemos de altura. La temperatura es la propia de la región mediterránea, con inviernos suaves y veranos calurosos. La media es de 17o, aunque las variables son muy marcadas en función del gradiente altitudinal y la orientación. En los meses del estío, en la orla del Parque Nacional, donde se ubican las poblaciones de Sierra de las Nieves, se llegan a alcanzar tem- peraturas próximas a los 40o. La estación meteorológica situada en la meseta de Quejigales ha registrado mínimas invernales de hasta -20 grados (bajo cero).

    En la orla de los contactos litológicos se producen brechas por donde manan las aguas de estos acuíferos. Así, en Sierra de las Nieves se originan importantes cursos fluviales como Río Grande, de la cuenca del Guadalhorce, el cual brota a modo de surgencia vauclusiana. La cueva de Zarzalones, por donde fluctúa el Grande, posee el sifón más profundo de Andalucía y cuarto de España. El prestigioso programa “Al filo de lo Imposible”, de Televisión Española, le dedico dos capítulos. Río Grande recibe por el este al río Alfaguara o de los Horcajos, articulado a través de los aportes que vierten a la abismal cañada de las Carnicerías.

    Fuera del ámbito del Parque Nacional, pero en la zona periférica de protección, hallamos el nacimiento del río Genal (Igualeja), principal afluente del Guadiaro, íntimamente ligado al acuífero de la unidad Yunquera-Nieves. La belleza del entorno y el valor geológico fueron resortes para su declaración como Monumento Natural de Andalucía. Río Verde, por su parte, colecta los manaderos que drenan al sur de la sierra de Tolox, conformando una cuenca encajada entre la referida sierra de Tolox, Sierra Real y el Monte Albornoque. Sus aguas son represadas en el embalse de la Concepción para saciar la sed de la Costa del Sol Occidental. El otro curso fluvial de interés es el Guadalevín, alimentado por los manantiales del acuífero del Oreganal. A su paso por Ronda ha labrado y aún lo hace, el imponente Tajo. Al unirse al Guadalcobacín, con cabecera en la unidad de los Merinos, da vida al río Guadiaro, el más importante en cuanto a caudal de la provincia de Málaga.

  • Parque natural

    Un momento largamente esperado acontece el 28 de julio de 1989, cuando la Junta de Andalucía declara el Parque Natural Sierra de las Nieves. En la actualidad cuenta con 20.132 ha de territorio protegido. En 1995, la Sierra de las Nieves y su ámbito más próximo es reconocido como Reserva Mundial de la Biosfera Sierra de las Nieves, la cual se integra en 2006 en la Reserva Mundial de la Biosfera Intercontinental del Mediterráneo, que engloba a los espacios más significativos del occidente de Málaga, oriente de Cádiz y norte de la cordillera del Rif, en Marruecos.

    Tras la aprobación en 1992 de la Directiva Hábitats, Sierra de las Nieves se integra en la Red Natura 2000, que engloba áreas de conservación de la biodiversidad en la Unión Europea. En el seno de esta red, Sierra de las Nieves fue refrendada en 2012 como Zona de Especial Protección de las Aves (ZEPA) y Lugar de Importancia Comunitaria (LIC). Igualmente, participan del territorio protegido las ZEPA y LIC: Sierras Bermeja y Real, Sierra Blanquilla, Sierra Blanca, Valle del Río Genal y Sierras de Alcaparaín y Aguas.
    El último reconocimiento a los inmensos valores naturales de este territorio se produce en 2021 con la declaración del Parque Nacional Sierra de las Nieves, el cual se extiende por una superficie de 22.979 ha. Se da la circunstancia de existen zonas del parque natural que no son parque nacional y, al contrario, áreas del parque nacional que no son parque natural; aunque ambas están englobadas en la Reserva de la Biosfera y en la Zona Periférica de Protección.

  • Flora

    En el conjunto montañoso de la Serranía de Ronda en general y en Sierra de las Nieves de manera particular, encontramos representación de lo más selecto de la flora mediterránea y un buen ramillete de plantas exclusivas entre los que destacan los curiosos endemismos serpentinícolas. La vegetación potencial va íntimamente ligada a los diferentes pisos bioclimáticos constatados: termomediterráneo (0-600 m), mesomediterráneo (600-1200 m), supramediterráneo (1000-1600 m) y oromediterráneo (1600-2000 m). Igualmente, las comunidades vegetales variarán en función de las distintas litologías. Este cúmulo de circunstancias refrendan la potencialidad botánica del territorio, considerado como Punto Caliente según el mapa de biodiversidad elaborado por la organización medioambiental norteamericana “Conservación Internacional”.

    EL PINSAPO

    La estrella de la foresta andaluza, el pinsapo, tiene su origen en el Plioceno, último periodo de la era Cenozoica, hace unos 5 millones de años. Se establece en nuestro territorio huyendo de la glaciación del Cuaternario que cubre el centro y norte de Europa. Se halla emparentado con otros abetos circunmediterráneos, con quienes comparte un origen común. El Abies pinsapo Boiss es un endemismo exclusivo de la Serranía de Ronda, ya que su pariente de la cordillera del Rif, el Abies marocana, es considerado por la comunidad científica como un taxón diferente a pesar de la contrastada apariencia de ambas especies. Fuera de su área natural de crecimiento, hallamos algunos rodales, fruto de repoblaciones, en el Parque Natural Sierras de Tejeda, Almijara y Alhama (Málaga), en el Parque Natural Sierra de Huétor (Granada), en el Parque Nacional Sierra de Guadarrama (Segovia) y en la Sierra de Santa Cruz (Zaragoza). En la Península Ibérica crece igualmente el abeto blanco (Abies alba), circunscrito al área de Pirineos.

    En el Parque Nacional Sierra de las Nieves se halla el 85% de las masas de pinsapar, ocupando una extensión aproximada de 3.500 ha repartidas, básicamente, entre los montes de Yunquera, Ronda, Parauta, Tolox y El Burgo. Nuestro abeto no tiene una preferencia edáfica especial, ya que lo vemos prosperar en calizas, peridotitas y suelos silíceos. Se desarrolla entre los 1.000-1.800 metros de altitud, normalmente en cañadas orientadas al norte y con pluviometría superior a los 1.000 mm. Soporta muy bien la sequía estival. Presenta la característica forma cónica de los abetos, aunque con la edad, debido a la pérdida de ramas y a las afecciones de los ácaros, tienden a engrosar o adoptar la figura de candelabro. Algunos ejemplares casi alcanzan los 30 metros de altura.

    Con el fin de evitar la autofecundación, las flores masculinas se disponen en las ramas medias y bajas; en tanto, el cono femenino siempre ocupa la copa del árbol. Los piñones son pequeñitos y tienen una alita trasera que les ayuda a propagarse por el territorio. Cuando el hábitat es propicio crece de manera monoespecífica, aunque en otros ambientes es frecuente hallarlo en bosques mixtos de pinos y quercíneas e, incluso con el introducido Cedrus atlantica, serie vegetal que se produce en Marruecos con el abeto del Rif. Los llamados “pinsapos glaucos” presentan las acículas con una coloración azulada que los hace especialmente fotogénicos al distribuirse mezclados de manera muy dispersa con sus congéneres.

    El pinsapo vive coligado a un singular séquito florístico representado por especies como la adelfilla (Daphne laureola var. latifolia), la alhucema (Lavandula lanata), la peonía (Paeonia broteroi y P. coriacea), el eléboro (Helleborus foetidus), la Rubia peregrina, la escasa Atropa baetica o el gavo (Ononis reuteri). En los pastizales del límite del pinsapar abunda el rosal silvestre (Rosa micrantha), el espino majoleto (Crataegus monogyna), la zarzamora (Rubus ulmifolius) y ejemplares aislados de endrino (Prunus spinosa).

    LOS HONGOS

    La variedad fúngica de Sierra de las Nieves deviene de las distintas formaciones vegetales presentes en el ámbito de la Reserva de la Biosfera. En bosques de quercíneas hallamos la carbonera (Russula cyanoxantha), la amanita panterina, el pie azul (Lepista nuda), la yema de huevo (Amanita caesarea), la chantarela (Cantharellus subpruinosus), el parasol (Macrolepiota procera) y los boletus aestivalis, edulis y aereus. En el pinar reina el famoso níscalo (Lactarius deliciosus) y el boleto baboso (Suillus bellinii). La seta más buscada y apreciada desde el punto de vista culinario es la de cardo (Pleurotus eryngii), la cual crece en zonas de pastizal.

    En este ecosistema también prospera el champiñón (Agaricus campestris) y la barbuda (Coprinus comatus).
    Es en el pinsapar donde hallamos las especies raras y em- blemáticas del Parque Nacional. Entre los más interesantes señalaremos la cagarria (Morchella esculenta y conica), muy codiciada por los micófagos. Menos conocidos son Geastrum triplex, Antrodia xantha, Aleuria aurantia, Pluteus pouzarianus, Otidea leporina, Entoloma byssisedum, Ramaria stricta o la escasa Caloscypha fulgens. El hongo Heterobasidion annosum, por su parte, es el causante de una importante mortandad de pinsapos al afectar a la raíz por podredumbre.

    LAS ORQUÍDEAS

    Estas plantas, entre las más bellas que podamos encontrar gracias a sus vivos colores y aspecto, pasan casi desapercibidas debido a su tamaño pequeño. Las más, para asegurarse la polinización, adoptan las curiosas formas de los insectos. En Sierra de las Nieves crecen desde las más escasas o difíciles de encontrar como Ophrys atlantica, orchis cazorlensis, Cephalantera rubra, Serapias parviflora o Anacamptis pyramidalis, hasta las más comunes, entre ellas Barlia robertiana y las Ophrys lutea, scolopax, speculum y tenthredinifera. Son habituales en el pinsapar Aceras anthropophorum, Himanthoglossum hircinum y Orchis olbiensis. En el castañar crece la preciosa Cephalantera longifolia, en tanto, en bosques frondosos de quercíneas afloran Epitactis tremolsii, Limodorum trabutianum, Orchis champagneuxii e italica, Androrchis langei, Neotinea maculata y conica, y Dactylorhiza insularis y elata, esta última en lugares húmedos o cercanos a fuentes.

    ÁRBOLES NOTABLES

    Sierra de las Nieves destaca por ser refugio de un buen número de árboles destacables por su antigüedad, tamaño, historia, rareza, etc. A continuación, exponemos una relación de los que se encuentran recogidos en el catálogo de Árboles y Arboledas Singulares de Andalucía.

    • Majuelos de la Cueva del Agua
    • Rebollos del cerro del Robledal
    • Castaño Santo de Istán
    • Encina de los Quinitos
    • Algarrobo de las Cuevas del Moro
    • Pinsapo de la Escalereta
    • Pinsapo del Puntal de la Mesa (Falsa Escalereta) 􏰀 Pinsapo de la Perra
    • Pinsapo de la Alcazaba
    • Pinsapo Moreno
    • Pinsapo Azul
    • Pinsapo del Puerto del Pinsapo
    • Pinsapo Candelabro.
  • Fauna

    El Coto Nacional de Caza de la Serranía de Ronda se crea en el año 1948 con la idea de proteger y recuperar las poblaciones de cabra montés y corzo morisco. Durante su existencia ha ido cambiando de nombre según la administración gestora en cada momento. En 1972 pasó a deno¬minarse Reserva Nacional de Caza y, finalmente, en 2003, bajo la gestión de la Junta de Andalucía, se renombró como Reserva Andaluza de Caza de la Serranía de Ronda. Aledaño a este centro de recuperación e investigación se habilitó un cercado donde las cabras montesas y los corzos se recuperan de las distintas afecciones que padecen. Además de gestionar los cupos de caza, este organismo ejerce una importante labor protectora que ha llevado a estabilizar la población del corzo morisco en el ámbito geográfico de la Serranía de Ronda.

    El emblema faunístico de Sierra de las Nieves es la cabra montesa (Capra pyrenaica hispanica) que, a pesar de la incidencia de la sarna, encuentra en estas sierras una de sus mejores poblaciones en Andalucía. Fue por ello que en el anagrama del Parque Natural figuran las imágenes del pinsapo y de la cabra. Menos conocido es el sigiloso y mimético corzo morisco (Capreolus capreolus), un pequeño cérvido que habita las espesuras del bosque. El jabalí (Sus scrofa) se ha extendido en los últimos años, creando serios problemas en los cultivos, pastizales y áreas boscosas. El gamo (Dama dama), el muflón (Ovis musimon) y el ciervo hallan restringida su presencia a fincas cinegéticas del Parque Natural. Remata la lista de mamíferos el meloncillo (Herpestes ichneumon), el tejón (Meles meles), la garduña (Martes foina), el zorro (Vulpes culpes), el gato montés (Felis silvestris) y la gineta (Genetta genetta), esta última introducida por las tribus norteafricanas en el siglo VIII.

    Como no puede ser de otra manera, los reptiles y anfibios más comunes igualmente moran en Sierra de las Nieves. Citaremos entre los más interesantes a la lagartija andaluza (Podarcis vaucheri), a los eslizones ibérico y tridáctilo (Chalcides bedriagai y striatus), a la culebra de herradura (Hemorrhois hippocrepis) y a la culebra lisa meridional (Coronella girondica). Por parte de los anfibios hay que subrayar a la salamandra penibética (Salamandra salamandra subsp. longirostris), un endemismo del conjunto de la 57 Serranía de Ronda, y al sapillo pintojo meridional (Discoglossus jeanneae), bien representado en el espacio.

    Desde unos años acá se ha incrementado la población de nutria (Lutra lutra). Igual camino sigue el cangrejo ibérico (Austropotamobius pallipes), que se ha visto favorecido por las actuaciones llevadas a cabo para asegurar su supervivencia frente al introducido cangrejo rojo americano. El cacho (Squalius malacitanus), es una especie ictícola exclusiva de la Serranía de Ronda y Campo de Gibraltar, que habita en el río Guadaíza. En Río Verde y en el propio Guadaíza hallamos las únicas po- blaciones andaluzas de blenio (Salaria fluviatilis).

    En las ribera y ambientes húmedos moran algunos odonatos sumamente interesantes como Macromia splendens y Gomphus graslinii, ambas restringidas a la Península Ibérica y sur de Francia, y Oxygastra curtisii, considerada en peligro de extinción. El grupo de lepidópteros es bastante amplio, pero cabe destacar la presencia de las mariposas Eublemma rietzi, Eumedonia eumedon, Euphydryas desfontainii, Pseudophilotes panoptes y Cupido lorquinii.

    Aves

    Gracias a las características orográficas, climáticas y de vegetación, las rapaces tienen una excelente representación, sobre todo las de ámbito forestal, como el azor y el gavilán (Accipiter gentilis y nisus), habitantes de los bosques de coníferas. El águila real (Aquila crhysaetos) ha visto mermada su población en los últimos años. Mejor suerte corre el águila azor perdicera (Aquila fasciata) y el busardo ratonero (Buteo buteo). En temporada podemos gozar del vuelo del águila culebrera (Circaetus gallicus) y de la aguililla calzada (Aquila pennata). Las falcónidas son fáciles de ver e identificar, sobre todo al cernícalo vulgar (Falco tinnunculus), al halcón peregrino (Falco peregrinus) y al alcotán europeo (Falco subbuteo). Los cielos de Sierra de las Nieves se ven frecuentemente contorneados por el elegante vuelo del buitre leonado (Gyps fulvus), quien usa como dormidero, dada la cercanía de un comedero, las copas de los pinsapares rondeños. En Sierra de las Nieves coexisten la mayor parte de rapaces nocturnas y mantienen una buena población el búho real (Bubo bubo) y el autillo (Otus scops).

    Resulta un ejercicio gratificante y enriquecedor averiguar cuál es cada especie de pájaro, así que no vamos a relacionar la cantidad de pequeñas y medianas aves que podremos avistar en nuestras salidas por la Gran Senda de la Sierra de las Nieves (GR-243), pues ya existen algunas publicaciones especializadas al respecto. No obstante, si queremos reseñar algunas que, por su rareza, escasez o importancia lo merecen, caso del colirrojo real (Phoenicurus Phoenicurus), cuya población serrana es de las más importantes de Andalucía. En ambientes forestales también se prodigan el piquituerto (Loxia curvirostra), el picapinos (Dendrocopos major), el pito real (Picus viridis), la paloma torcaz (Columba palumbus) o insectívoras como el carbonero común (Parus major) y el herrerillo (Cyanistes caerelus).

    Sobre tajos y cortados se aprecie el valiente vuelo de las ruidosas chovas piquirrojas (Pyrrhocorax pyrrhocorax) y de otras pequeñas aves asociadas a los ambientes rupícolas.
    Sirvan como ejemplo los roqueros rojo y solitario (Monticola saxatilis y solitarius) o la collalba negra (Oenanthe leucura).

    Los cursos fluviales en general y el bosque de ribera en particular son el hábitat de multitud de pájaros que hallan comida y refugio. Algunos de estos moradores son el martín pescador (Alcedo atthis), el ruiseñor común (Luscinia megarhynchos), el ruiseñor bastardo (Cettia cetti), el mirlo acuático (Cinclus cinclus) o la tórtola europea (Streptopelia turtur).

    En las zonas altas de Sierra de las Nieves se impone un clima adverso al que se han sabido adaptar la collalba gris (Oenanthe Oenanthe), la alondra común (Alauda arvensis), el bisbita campestre (Anthus campestris), el mirlo capiblanco (Turdus torquatus) y el acentor alpino (Prunella collaris), al que podemos ver, bastante confiado, en la cima del Torrecilla.