Itinerario
La mole de Sierra Bermeja da pistas al viajero sobre la difícil andanza y soberbios paisajes que le esperan. Y todo eso recorriendo una diversidad litológica realmente sorprendente. Antes de subir a la sierra, la Gran Senda de Málaga describe una serie de grandes curvas para conocer las tierras de bujeos del Arroyo de los Molinos de Casares y los esquistos de La Acedía.
Resumen
Casares y Estepona son dos de los bellos municipios malagueños que flanquean a la magnífica mole de Sierra Bermeja, concretamente en sus laderas sudoeste y sureste respectivamente. La Etapa 29 los une obviando en lo posible las carreteras y otras infraestructuras que comparten trazado, realizando el cambio de término en el km 13.
Una primera parte describe un bucle al sureste de Casares bajando hasta el arroyo de los Molinos, una surgencia cárstica permanente en donde cambia de dirección paulatinamente ya en ascenso. En esta parte preponderan los caminos de tierra y los viales de acceso a las numerosas propiedades que jalonan el sendero.
Desde la carretera MA 8300 se baja en dirección este al paraje de las Acedías y al arroyo Vaqueros, una zona muy arbolada y con numerosas casas de campo. Entonces se abandonan las pistas asfaltadas y empieza el periplo por las rocosas laderas de Sierra Bermeja, utilizando con preferencia estrechas sendas y las vías de servicio para las infraestructuras eléctricas. Desde el punto más alto del recorrido, a más de 500 metros de altitud, se cortan sucesivamente los barrancos que bajan de las cumbres, que suelen mantener el caudal y formar bellas cascadas.
El tramo final, en dirección sur, utiliza la divisoria de aguas entre los arroyos Guadalobón y Monterroso para llegar a Estepona donde el segundo curso de agua es soterrado y terminar en la conocida rotonda de la avenida Juan Carlos I.
La emergencia de las peridotitas cambió toda la periferia de rocas que atravesó, y es precisamente la diversidad geológica el principal valor de la etapa. El recorrido permite conocer las areniscas del Aljibe bajo Casares y las dolomías y los mármoles en los que se asienta el pueblo, pero también el anillo de esquistos y gneises que rodean el núcleo principal de Sierra Bermeja. Y, por supuesto, en cada uno de estos lugares el paisaje es muy cambiante. Así, de los bujeos y prados se pasa a los huertos, los bosques de encinas y alcornoques y los pinares de pino resinero enriscados en la sierra.
Lo mejor
Sin duda, lo mejor de la etapa es la heterogeneidad de sustratos y su consiguiente diversidad vegetal y de usos humanos. La gran protagonista es una roca realmente rara en el mundo, de naturaleza plutónica y procedente del manto de la Tierra, la peridotita. La entrada en juego de esa gran bola de magma cambió todo el entorno litológico con el que tuvo contacto provocando fenómenos de metamorfi smo en mármoles, esquistos y pizarras.
La visión que el viajero va a tener de la Costa del Sol Occidental resultará sorprendente por la privilegiada atalaya desde la que va a conocerla por primera vez en el GR-249. La amplia Bahía de Estepona debajo y los agudos perfi les del Rif Africano y el Estrecho de Gibraltar hacia el suroeste acompañan al sendero casi en todo momento cuando este toma altura, propiciando bellos atardeceres.
Y frente a la vorágine constructora de la costa, que afortunadamente en Estepona, Manilva y Casares no ha sido tan destructora como en otras zonas, el sendero lleva en varias ocasiones a lugares donde todavía perviven huertos tradicionales, casas de labor y antiguos molinos jalonando los ríos y arroyos que, desde Sierra Bermeja, desaguan hacia el sur con una riqueza botánica y faunística que pudiera parecer más propia de otros lugares.