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Apoya los productos Km 0 para la protección del medio ambiente

Los productos Km 0 son la mejor manera de reducir la huella de carbono

Cuando hablamos de productos de km 0, muchas personas lo confunden con productos ecológicos, y en realidad, no tienen por qué ser lo mismo. En ambos casos estamos contribuyendo a proteger el medio ambiente y a ser más sostenibles, pero es importante aprender a diferenciarlos.

Imagina que vas al supermercado y quieres comprar fruta. Quieres ser una persona responsable y respetuosa con el medio ambiente, pero te asalta la duda: ¿fruta ecológica o fruta de km 0? Una duda que seguramente más de uno os hayáis preguntado en alguna ocasión. En este artículo vamos a responder a esa pregunta.

Vamos a comenzar por definir ambos productos para entender que uno no tiene necesariamente que estar ligado al otro. Y además, ambos tienen ventajas e inconvenientes en lo que se refiere a la sostenibilidad.
Los productos ecológicos o “eco”, son productos agrícolas producidos de manera sostenible y en los que se ha limitado la utilización de productos sintéticos como pesticidas y fertilizantes artificiales.

Los productos de km 0 o de “proximidad”, son aquellos que se producen en cadena corta. Es decir, a menos de 100 km del punto de consumo. Esto implica que se reducen la contaminación en su transporte y que nos permite acceder a productos locales contribuyendo a la economía de tu zona geográfica.

Esto implica que un producto de km 0 no tiene por qué ser necesariamente ecológico, ya que ha podido estar sometido a herbicidas, por ejemplo. Pero otro lado, un producto ecológico, puede ser altamente contaminante si ha habido que traerlo en avión, por ejemplo.

A partir de aquí, como podrás imaginar, tendremos que empezar a realizar una pequeña investigación para averiguar de qué manera podemos ser más sostenibles en nuestras compras.

Diferencias entre comprar productos de km 0 o productos ecológicos

Como decíamos, tanto comprar productos de km 0 como ecológicos es beneficioso para el medio ambiente. Sin embargo, tenemos que conocer la contrapartida y valorar qué es mejor. Si consumes un producto ecológico que viene desde Latinoamérica, este ha realizado un largo viaje para llegar hasta tu plato. ¿Y qué? Te preguntarás.

Los efectos medioambientales positivos de ese producto ecológico pueden verse totalmente anulados si pensamos en el consumo de combustible, así como el embalaje y la energía necesaria para su conservación. ¿De qué sirve utilizar métodos de producción respetuosos con la naturaleza si luego vamos a hacer eso para su transporte?

Por otro lado, antes de hablar del producto Km 0, recuerda que no equivale a “ecológico”. Estos alimentos no han contaminado para llegar hasta tu casa. Pero tal vez en su proceso de producción se han utilizado sustancias tóxicas para el medio ambiente e incluso para tu salud. Así que... ¿cuál es la solución ideal?
Una granja ecológica local combinaría ambos beneficios: la ecología y la proximidad. Esta es sin duda la mejor opción posible. En cualquier caso, cuando tengas que elegir entre un producto local y otro producido a miles de kilómetros, probablemente, lo más responsable sería elegir el de casa. Obviamente puede no ser así en todos los casos. Pero sí en la mayoría.

Ten en cuenta que al comprar productos de proximidad estás favoreciendo el consumo de temporada e incentivando la economía local. Por otro lado, también reducirás el impacto ambiental y la emisión de gases de efecto invernadero. Y por supuesto, menos gasto en envases y plásticos. En definitiva, su huella de carbono es mucho menor.

Campañas ecológicas para defender y fomentar los productos de km 0

Para tratar de fomentar el consumo de productos de Km 0 se están lanzando desde hace algunos años campañas ecológicas o “ecocampañas”. Su finalidad es hacer ver a los consumidores los beneficios de consumir productos de proximidad. Y es que más allá de sus beneficios medioambientales, como hemos visto también ayuda a la economía de una región.

A pesar de no ser necesariamente productos ecológicos, los alimentos Km 0 tienen por regla general una menor huella de carbono. Por otro lado, esta producción no tiene tantos intermediarios, por lo que las ganancias van directamente al agricultor o productor, por lo que se puede considerar una alimentación también más justa.

De hecho en internet hay movimientos que defienden este tipo de consumo. E incluso han elaborado una lista de restaurantes Km 0, comprometidos con el medio ambiente y con los agricultores de la zona. Sus productos son siempre de cercanía. Prueba de ello es que no puede haber nada fuera de temporada.

Como curiosidad, os vamos a contar que el término Km 0 tiene su origen en Italia, en el año 1986. Fue Carlo Petrini quien fundó el movimiento internacional Slow Food, con el que pretendía mejorar el medio ambiente con una filosofía de consumo sostenible.

Otra campaña que está ganando cada vez más seguidores es la denominada “Desnuda la Fruta”. Esta denuncia el abuso de plástico en los envoltorios de muchos alimentos. La idea es publicar fotos de fruta y verdura con un uso excesivo de plástico con el hashtag #desnuda la fruta.

La importancia de esta campaña es enorme, y es que la concienciación es fundamental, y por supuesto, dar visibilidad a problemas reales. La educación en materia de medio ambiente es la clave para mejorar.

Beneficios para la salud de consumir productos de proximidad

Los productos de Km 0 tendrían efectos muy positivos en nuestra salud si de repente su consumo de volviera masivo. Además de todo lo descrito, empezaríamos a adquirir unos hábitos de vida más saludables, eliminando elementos de la cadena alimenticia que poco o nada tienen que ver con la nutrición.

Para empezar, se generarían productos más frescos, por lo que conservarían sus propiedades originales dada la distancia que recorrerían. Eso sí, habría que garantizar que su almacenaje fuera el adecuado. Pero vamos a partir de la base de que todo se haga como es debido, y que también ese mínimo transporte sea lo más sostenible posible.

Por lógica, también habría inmediatamente un mayor equilibrio nutricional en nuestra dieta. Además, sería interesante revisar las dietas para tratar de consumir estos alimentos lo más frescos posibles. Es decir, eliminando los fritos y los procesados innecesarios. Lo bueno es que este tipo de alimentos son propicios para ello.

Una alimentación de proximidad fomentaría un mejor desarrollo del medio rural, por lo que mejoraría nuestra relación con dicho entorno. Ello contribuiría a que aprendiéramos a respetarlo y facilitaría la transición hacia un modelo más sostenible. Al fin y al cabo, es más fácil respetar algo cuando lo conoces.

El tejido rural saldría muy favorecido de todo esto. Y con el entorno, nosotros también. Además, protegeríamos nuestro patrimonio natural más cercano, un recurso más valioso de lo que pensamos. Es necesario implantar más mercados locales que den mayor accesibilidad a los productos de proximidad.
Además, es una forma muy efectiva de contribuir a un transporte más sostenible, pieza fundamental en la lucha contra el calentamiento global.

También puedes recurrir a internet y las redes sociales para identificar a los productores locales y comprarles directamente a ellos. Tenemos que acercar a productores y consumidores para empezar a realizar un consumo responsable, sostenible y saludable.