Itinerario
En un recorrido de esta etapa ha sido modificado, partiendo ahora desde el faro de Torrox, situado en pleno yacimiento romano.
Resumen
La Etapa 4 transcurre entre dos de los municipios más orientales de la costa provincial, Torrox Costa y Nerja. Ambos están situados en las inmediaciones de ríos muy importantes con origen en la sierra de Almijara, el Torrox que viene de la cuerda del Cerro Lucero (Etapa 6) y el Chíllar que se cruzará de nuevo en la Etapa 5 y se origina en la ladera oeste del Navachica. El cambio de término se realiza en los acantilados del kilómetro 4.8, en un arroyuelo conocido como de los Frontiles.
La dirección es prácticamente este, siguiendo la línea de costa, y paralela o coincidente con la Nacional 340. Al principio y al final se transita directamente por la playa o por el borde del litoral rocoso. También hay un largo tramo en el que se camina al lado de la carretera, que a veces deja un estrecho margen para la práctica senderista, con separación de la costa arenosa por algunas casas o cultivos. El espectro de viales utilizados se completa con los que hay sobre el borde de los acantilados de la zona central.
Realmente las dos desembocaduras de los ríos Torrox y Chíllar suponen los únicos lugares desde los que hay un acceso medianamente fácil hacia el interior de la Axarquía, puesto que el resto del paisaje lo componen cerros de pizarras que normalmente son de escasa entidad pero en el centro del recorrido llegan a tener hasta 150 metros de altura al lado del mar, con la carretera cortando una ligera meseta a unos 25 metros de altitud. Hay que destacar que incluso en un medio tan hostil todavía hoy se puedan reconocer las huellas del cultivo en albarradas de piedra seca de las vides desaparecidas a finales del siglo XIX. Hoy, coronando los mismos cerros o en lugares insospechados se distribuye el caserío disperso de las urbanizaciones e instalaciones turísticas.
Lo mejor
El Puente de las Ánimas es un buen ejemplo de infraestructura viaria tradicional que ha sabido leer el terreno para buscar el mejor emplazamiento teniendo en cuenta el punto de destino. Construido con materiales locales, es necesario reseñar su importancia para el pueblo, pese a que su brillo antiguo palidezca al lado del imponente viaducto que se alza a escasos metros.
Las lomas de esquistos que rodean Torrox por levante parecen querer reivindicar su condición de montaña en esta zona, tanto por las altitudes como por las pendientes que generan. A esto contribuye el Río Torrox, que marca una profunda cicatriz en esta accidentada geografía. La agricultura de subsistencia, la ganadería extensiva y los usos del monte han deforestado a lo largo de los siglos el paisaje, si bien de vez en cuando surge algún aislado testigo de los primigenios encinar y alcornocal que medraron aquí. Hay una zona de umbría donde esto es especialmente patente, entre los kilómetros 1.5 y 3. La biodiversidad de arbustos es importante y la fauna asociada, sobre todo pájaros, bastante relevante.
Por primera vez, por otra parte, el GR-249 permite visitar durante un buen tramo diferentes tipologías de cultivos arbóreos subtropicales, desde las grandes extensiones de regadío de la ladera meridional del Cerro Pastora hasta las pequeñas explotaciones abancaladas donde los omnipresentes aguacates de diversas variedades se mezclan con kiwis, chirimoyas, mangos, papayas y nísperos. Es ésta una nueva industria que va ganando terreno conforme dispone de agua suficiente a los antiguos cultivos de secano que todavía se sitúan por encima de estos recién llegados: largas albarradas con filas de olivos, algunos almendros y el recuerdo de las viñas.
Toda la costa axárquica ha visto modificado su paisaje en este principio de milenio con el exhuberante verdor de estos árboles foráneos, que exigen unas temperaturas que son seña de identidad de la Axarquía y tienen unos requerimientos hídricos que demandan una gestión inteligente del recurso.
Por último, el paso por los tramos finales de los Ríos Torrox y Chíllar en dirección a Nerja emplazan a la realización de futuras etapas de la Gran Senda de Málaga en las que se conocerán cada uno de los afluentes de cabecera de estos significativos cursos fluviales que drenan directamente al Mediterráneo, hacia el sur. Las Sierras Tejeda y Almijara, que en un principio aparecen lejanas, aportan el agua tan necesaria para el consumo y las industrias, sobre todo agrícolas, mediante estos drenajes que hunden sus raíces en las superficies arboladas serranas.