Itinerario
Con un relieve montañoso acusado de fuertes desniveles y un modelado kárstico, el sendero atraviesa la Sierra de Jobo que forma parte del complejo montañoso “Sierra de Camorolos”, incluido en la Red Natura 2000 por sus valores botánicos y faunísticos.
Resumen
Aunque con todos los ingredientes para ser Parque Natural, el Arco Calizo Central que se va a cruzar no cuenta todavía con esa protección. Los pueblos que rodean este espacio montañoso tienen parte de su término municipal aprovechando los pastos serranos, de modo que secuencialmente se pasa por los de Alfarnate, Villanueva del Trabuco y Villanueva del Rosario. Hay 6 PR, 1 SL y 2 GR que comparten espacio con el descrito.
El recorrido describe dos quiebros en el corazón de la Sierra de Camarolos, donde se encuentra la máxima cota de este rosario de montañas en el Chamizo con 1.641 metros de altitud. La primera parte asciende entre la sierra del Jobo y la de San Jorge en dirección noroeste hasta las proximidades del parque de arborismo. Allí tuerce hacia el sudoeste entre sierra Gorda y el citado pico para ascender al puerto del Quejigo o Llano de la Cueva, que con sus 1.385 metros representa la altitud máxima de toda la Gran Senda. Sin cambiar de dirección llega en descenso hasta Hondonero y el desvío al Tajo de la Madera. En este punto cambia de dirección por segunda vez y hacia el noroeste se encamina hacia Villanueva del Rosario.
Debido a la altitud media del recorrido, que es de casi 1.100 metros, y a las veredas de sierra utilizadas la etapa tiene un carácter muy montañero. Las rocas calizas y dolomías predominantes provocan fuertes pendientes, tajos y relieve cárstico, de difícil andancia a no ser utilizando los caminos habilitados. Eso sí, tanto al principio como al final los viales son pistas bastante bien conservadas.
Lo reseñable es sobre todo el entorno natural, con bosques de encinas, arces, pinos y quejigos. También destacan los pastizales y lastonares y, sobre todo, las lagunas de la dehesa de Hondoneros. Los paisajes son espectaculares y se recomienda estar atentos a los numerosos pozos, fuentes, eras, chozos y zahurdas en plena sierra.
Lo mejor
Los paisajes, tanto hacia Alfarnate al principio como hacia Hondonero y la Comarca de Antequera al final, son para pararse a observar. De hecho, hay un panel interpretativo en Hondonero que nos ocupará un buen rato analizar. El relieve cárstico crea cortados como los de Tello, Hondonero o el Tajo de la Madera de grandes dimensiones y roca de gran calida para practicar la escalada, con lo que han proliferado las escuelas en ellos.
Hay también una vía ferrata en el Cerro Cazorla de nivel muy asequible.
Los bosques de encinas y quejigos, los matorrales de espinos majoletos, los lastonares y piornales de las zonas altas y los rodales de arces de la Dehesa de Hondonero tienen un potente efecto llamada entre los amantes de las plantas. Y donde hay tanta variedad de plantas abundan los animales, sobre todo pájaros, reptiles y anfibios como más conspicuos, sin olvidar las cabras monteses o el esquivo corzo.
Hay un buen número de puntos de agua, algunos de ellos lagunas cársticas de indudable interés dese un punto de vista medioambiental. Dada la orografía y el relieve, el legado patrimonial antrópico está disperso y es poco reconocible para el ojo no avisado. Se recomienda estar atentos a los pozos y fuentes, las eras y los chozos y zahurdas como los de la Cueva en el Puerto del Quejigo.