Esta web utiliza cookies propias y de terceros para recopilar información que ayuda a optimizar la visita, aunque en ningún caso se utilizan para recoger información de carácter personal.

Política de cookies

Gran Senda de Málaga (GR 249). Etapa 15. Villanueva de Algaidas - Cuevas Bajas

Menú
Gran Senda de Málaga (GR 249). Etapa 15. Villanueva de Algaidas - Cuevas Bajas
  • Imprimir página
  • Facebook
  • Twitter
  • Correo
  • Whatsapp
Tipo etapa Lineal
Tipo localización Sierras Interiores
Tipo de firme Carril de tierra en su mayoría
Distancia 9400 m.
Tiempo estimado 2:45 h.
Punto de inicio Villanueva de Algaidas (N)
Altitud 530 m.
Punto de llegada Cuevas Bajas (SO)
Altitud 455 m.
Desnivel neto en metros 720 m.
Desnivel acumulado de ascenso en metros 280 m.
Desnivel acumulado de descenso en metros 440 m.
Dificultad

Verde - Muy fácil

Severidad del medio natural 1
Orientación en el itinerario 1
Dificultad en el desplazamiento 1
Cantidad de esfuerzo necesario 2
Valoración según método MIDE
Sistema SIDIF

Resumen

Resumen
Descripción
Cómo acceder
Características
Lugares de paso
Senderos que enlazan
Formas de recorrer
  • Características
    Tipo de Tramo Longitud % del total
    Longitud Total 9400
    Tramos de asfalto o cemento 4700 50 %
    Tramos de pista o camino forestal 3800 40 %
    Tramos de senda 900 10 %
  • Puntos de interés

    Lugares de paso

    En orden del sentido de la marcha
    En orden del sentido de la marcha
    Punto de paso Ref. UTM / altura Distancias parciales
    1 Villanueva de Algaidas, Polígono Industrial 30S

    x=37.1913360109523 y=-4.44872646143244

    0,0 km
    2 Convento Franciscano y Ermita Mozárabe 30S

    x=37.1952228416183 y=-4.45223713620203

    1,1 km
    3 Puente sobre el Río Burriana 30S

    x=37.1965146813737 y=-4.45052675855152

    1,5 km
    4 Barriada de la Atalaya 30S

    x=37.1995949434751 y=-4.45218569491965

    2,3 km
    5 Cortijo de la Loma Vieja 30S

    x=37.2159554385434 y=-4.44249156898013

    4,4 km
    6 Chaparro Bolondro 30S

    x=37.2199439499108 y=-4.44654603806541

    5,1 km
    7 Mirador del Cedrón 30S

    x=37.2331096763169 y=-4.45339200156445

    6,2 km
    8 Alquería de El Cedrón 30S

    x=37.2281901799687 y=-4.45691579952029

    6,5 km
    9 Travesía A-7300 30S

    x=37.2328696457234 y=-4.4713669623402845 z=405

    8,3 km
    10 Cuevas Bajas en el Río Burriana 30S

    x=37.2346925097124 y=-4.48778163548832

    9,4 km
  • Formas de recorrer

    En referencia a la forma de tránsito en las diferentes etapas, recordamos que éstas están dividida en tres categorías (a pie, en bicicleta todo terreno o BTT y a caballo). No obstante, cuando indicamos que se puede realizar a pie, siempre nos referimos al 100 % de la etapa; mientras que, en el caso de la BTT y a caballo, dependerá de las restricciones temporales y las normativas municipales, por lo que tendremos que elegir trazados paralelos o alternativos que nos permitan el tránsito. También recordamos que el uso de la BTT, dependiendo de la etapa o sendero, puede tener lugar por recorridos sobre pavimentos irregulares y con altos desniveles, por lo que pueden entrañar alguna o mucha dificultad técnica.

    • A pie
    • En bicicleta

    Señalización

    Señalización

De interés

Cartografía
Municipios
Establecimientos Gran Senda
Puntos de interés
Accesibilidad

Multimedia

Imágenes
Vídeos
Documentos

Información medioambiental

Entorno natural
Los ríos y el agua
Fauna
  • Entorno natural

    Hasta el cerro de la Cruz, que es la cota máxima de toda la Etapa, la dirección predominante de la marcha es hacia el norte, y es allí donde va girando progresivamente hacia el oeste. Es esta loma la que eclipsa todo lo demás del recorrido, si bien desde el punto de vista natural la joya es el cauce del arroyo de las Huertas o de Burriana. La cárcava excavada en la roca sobre la que se asienta Villanueva de Algaidas (Villanueva de los Bosques en una traducción libre) es una verdadera isla en el mar de olivos, un relicto de la vegetación original alentada por las condiciones de umbría.

    No hay consenso sobre dónde coge su nombre de río Burriana, pero sí en que a partir de Villanueva de Algaidas ya se llama así. Esto es lógico puesto que del pueblo hacia arriba el abanico de afluentes de igual o parecido caudal es numeroso, si bien los cursos fluviales de mayor renombre son los arroyos del Bebedero y del Infierno, que vienen desde la ahora lejana Sierra del Pedroso.

    Eso sí, está claro que el río ha sido el arquitecto encargado de excavar las areniscas calcáreas del Mioceno hasta formar un cañón de escaso recorrido pero altura considerable. En los laterales del sendero se ven las huellas de las oquedades excavadas por las aguas cuando el río iba por un nivel superior. La roca conserva su bonito color albero en esas cavidades y en los extraplomos, que contrasta con el negro ceniza de los cortados expuestos a la acción oxidante del agua de lluvia, sobre todo en las superficies de arriba, más expuestas.

    La vegetación en esta cárcava es exuberante, con cañaverales en las zonas más abiertas, y destacando una nutrida población de almeces de grandes hojas, por lo umbroso del lugar. El Almez o alatonero (Celtis australis) es una especie de la misma familia que el olmo, con quien comparte localización aquí, éste normalmente más cercano al cauce. Es un árbol caducifolio indiferente al tipo de suelo, de hasta 30 m de altura y corteza lisa de color gris. Suele estar muy ramificado, con una copa a veces enorme pero con un tronco definido, que conforme va envejeciendo el árbol puede vaciarse, quedando hueco en su interior. Las ásperas hojas de base asimétrica, aovadas o lanceoladas, tienen el margen dentado pero terminan en una punta larga y curvada, lo que las diferencia de las del olmo. El fruto maduro, la almencina, es comestible y de sabor dulce, carnoso, negro y con un solo hueso central grande. Son muy numerosos y permanecen a menudo en las ramillas después de la caída de las hojas. Como proporciona buena sombra y es poco exigente en cuidados, se usa mucho en jardinería y como árbol urbano.

    En este entorno tan árido (antes del río solo hay algunas retamas e hinojos), es chocante encontrar el bosque de encinas de aspecto natural y saludable que asciende hasta los cortados y cobija una gran diversidad de especies del matorral noble: coscoja, lentisco, aladierno, jazmín, retama loca (Osyris alba), higueras silvestres a veces enriscadas y algunos quejigos. Las culebras de agua, la rana común y el sapillo pintojo se han citado en estas aguas, y se dan las condiciones óptimas para diferentes insectos, especialmente aquellos asociados a los cursos de agua, como libélulas y caballitos. En años de generosa pluviometría el curso fluvial acoge a diversos odonatos, entre ellos algunas de las especies africanas que durante el pasado siglo colonizaron el continente europeo: Crocothemis erythraea, con su llamativo color rojo en todo el cuerpo y alas mayormente transparentes; Trithemis kirbyi, muy parecida a la anterior pero con gran parte de las alas teñidas de un tono azafranado; y Trithemis annulata, de un elegante y bello color violáceo y rojo intenso.

    La primera parte de la subida al Cerro de la Cruz, con arcillas de un color muy claro, apenas proporciona algo reseñable desde el punto de vista natural. En los cortijos en ruinas hay lugar para los mochuelos y otras aves, pero son las encinas de mayor porte diseminadas en el agro las que ofrecen un lugar para el ratonero común. El rabilargo, los dos estorninos, los fringílidos y algunas currucas son también habituales en el olivar. 

    En el descenso hay que estar atentos para localizar a la derecha el Chaparro Borondo, el de mayores dimensiones de la zona y tan querido que ha merecido un cartel alusivo abajo en el Cedrón. Se trata de un solitario testigo de la ancestral riqueza forestal de este entorno con vistas espectaculares hacia tres provincias. De hecho, no muy lejos del camino se observa una de las escasas manchas de matorral mediterráneo (coscojas, abulagas y jaras) y encinitas achaparradas. Parece ser que la anteriormente abundante liebre ibérica ha sido sustituida ahora por el conejo, cuyas huras están por todas partes.

    Es aquí donde se puede localizar a la Musarañita o Musgaño enano (Suncus etruscus), una especie más pequeña que la musaraña común, de cabeza grande y orejas redondeadas típica de zonas con cultivos y vegetación mediterránea a menos de 1.000 metros de altitud. Requiere terrenos abiertos o mosaicos de arbolado en los que haya cierta cobertura vegetal, y es por ejemplo frecuente en olivares, cultivos abandonados y encinares aclarados. Con un alto metabolismo y una esperanza de vida de tan solo un año y medio, está activa la mayor parte del tiempo, ingiriendo el doble de su peso al día: insectos, arañas, lombrices, pequeños reptiles y, ocasionalmente, aceitunas. Paren hasta 6 veces al año durante los meses de temperaturas altas, de 2 a 6 crías cada vez, que se trasladan detrás de la madre en fila india durante su aprendizaje.

    Y la mayor de nuestras culebras, la bastarda (Malpolon monspessulanus), se ha citado también por aquí. Aunque no muy robusta, puede alcanzar casi 2 metros de longitud total. La cola y la cabeza son estrechas y alargadas, y en esta destacan las escamas supraoculares, que se disponen de manera prominente a modo de ceja, lo que le confiere un característico  aspecto enfadado. La coloración es verde uniforme en los machos adultos, con una mancha negra-cenicienta en el primer tercio del cuerpo denominada silla de montar y ocasionalmente escamas azuladas en los costados. Las hembras y los ejemplares juveniles son de color marrón ocre, con un moteado regular de tonos marrones, blancos y negros. Se adapta bien a los medios alterados por el hombre y es común en el medio agrícola, así como en urbanizaciones, bordes de núcleos urbanos y pequeños pueblos. Probablemente, de las malagueñas sea la culebra más fácil de ver debido a que sus hábitos son terrestres y diurnos (toma largos baños de sol en pedregales, majanos y muros de roca), su gran tamaño y la cercanía a las poblaciones. Caza activamente a sus presas, principalmente pequeños mamíferos y otros reptiles. Es un ofidio opistoglifo, con pequeños dientes en el extremo posterior de la mandíbula que inoculan el veneno, sin peligro para los seres humanos y con accidentes extremadamente raros producidos siempre durante su manipulación inexperta.

    En el tramo final cerca del río Genil la biodiversidad aumenta, con los estivales ruiseñor común, oropéndola o abejaruco. Hay en Cuevas Bajas un observatorio desde el que buscar especies ligadas al medio fluvial (cortados arcillosos y bosque en galería) como el martín pescador, el avión zapador, el zarcero bereber o el carricero común. Destaca aquí una población del escaso pájaro moscón (Remiz pendulinus), que en la provincia suele verse en las desembocaduras de los ríos de la cuenca mediterránea y también en esta zona de forma más estable, como reproductor. Probablemente los machos construyan los nidos más elaborados de todas las aves ibéricas, colgando de las ramas de los sauces y chopos una bolsa tejida con fibras vegetales recubierta de fibras blancas. Polígamos, los machos terminan cada nido con cada una de las hasta cuatro hembras por temporada, con un embudo de entrada que dispone además de una puerta abatible.

  • Los ríos y el agua

    No hay consenso sobre dónde coge su nombre de Río Burriana el viejo conocido Arroyo del Bebedero, pero sí en que a partir de Villanueva de Algaidas ya se llama así. Esto es lógico puesto que del pueblo hacia arriba el abanico de afluentes de igual o parecido caudal es numeroso, si bien los cursos fluviales de mayor renombre son los mencionados del Bebedero y del Infierno, que vienen desde la lejana Sierra del Pedroso.

    Al llegar a Villanueva de Algaidas se encuentran con un farallón de arenisca calcárea idéntica a la del popular Tajo de Ronda o a la de Alhama de Granada que excava hasta formar un cañón de escaso recorrido pero altura considerable. En los laterales del sendero se ven las huellas de las oquedades excavadas por las aguas cuando el río iba por un nivel superior. La roca conserva su bonito color albero en esas cavidades y en los extraplomos, que contrasta con el negro ceniza de los cortados expuestos a la acción oxidante del agua de lluvia.

    La vegetación en esta cárcava es exuberante, destacando una nutrida población de almeces de grandes hojas por lo umbroso del lugar, y bastantes olmos. En el cauce los cañaverales ocupan las zonas más abiertas, y el bosque de encinas que asciende hasta los cortados cobija una gran diversidad de especies del matorral noble: coscoja, lentisco, aladierno, jazmín, guardalobo (Osyris alba) junto a los higuerones y quejigos.


    Para cruzar el cauce se construyó en época medieval el Puente Viejo aprovechando como hombros dos salientes de la roca madre. Es una bonita infraestructura con un ojo principal y dos laterales para aliviar el caudal en las grandes riadas. Los sillares de roca arenisca unida por mortero y los arcos de ladrillo han conseguido resistir el paso de las aguas y del tiempo para ser utilizado hoy por la Gran Senda de Málaga.

  • Fauna

    Aves

    De nuevo es el olivar el medio predominante por el que transcurre la etapa. Muy al principio se cruza el arroyo del Bebedero (o río Burriana), antes de llegar a La Atalaya, y será al final de la etapa cuando de nuevo nos topemos con el mismo río, ya en Cuevas Bajas.

    Especies Singulares

    En este caso la predominancia del cultivo de olivar hace que esta etapa sea menos diversa que la anterior. Aun así, la diversidad de especies puede sorprender al observador que la realice prismáticos en mano. Las encinas de gran porte que aparecen salpicadas en el mar de olivos atraen a especies como el ratonero común, rapaz que puede verse en el recorrido. Otras aves presentes a lo largo de la etapa son la perdiz roja, tórtola común, chotacabras pardo, abubilla, cogujada común, zorzal común, petirrojo, mirlo común, curruca cabecinegra, curruca capirotada, mosquitero común, carbonero común, rabilargo, estorninos negro y pinto, jilguero, verderón, pardillo y verdecillo. En el tramo final aparecerán abejarucos, en la época del año que están entre nosotros y vinculados a los cortados arenosos del borde del río, ruiseñor común, tarabilla común, alcaudón común, grajilla y, de nuevo, las especies propias de los núcleos urbanos (tórtola turca, vencejos, avión común y gorrión común).

    Si desea más información sobre esta etapa (localización, fenología o valores naturales), pinche aquí.