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Gran Senda de Málaga (GR 249). Etapa 18. Fuente de Piedra - Campillos

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Gran Senda de Málaga (GR 249). Etapa 18. Fuente de Piedra - Campillos
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Tipo etapa Lineal
Tipo localización Campiña
Tipo de firme Senda compacta, carril terrizo y asfalto
Distancia 25600 m.
Tiempo estimado 7:10 h.
Punto de inicio C.I. José Antonio Valverde
Altitud 415 m.
Punto de llegada Campillos (N)
Altitud 470 m.
Desnivel neto en metros 735 m.
Desnivel acumulado de ascenso en metros 400 m.
Desnivel acumulado de descenso en metros 335 m.
Dificultad

Azul - Fácil

Severidad del medio natural 2
Orientación en el itinerario 2
Dificultad en el desplazamiento 1
Cantidad de esfuerzo necesario 4
Valoración según método MIDE
Sistema SIDIF

Resumen

Resumen
Descripción
Cómo acceder
Características
Lugares de paso
Senderos que enlazan
Formas de recorrer
  • Características
    Tipo de Tramo Longitud % del total
    Longitud Total 25600
    Tramos de asfalto o cemento 2700 11 %
    Tramos de pista o camino forestal 21300 83 %
    Tramos de senda 1600 6 %
  • Puntos de interés

    Lugares de paso

    En orden del sentido de la marcha
    En orden del sentido de la marcha
    Punto de paso Ref. UTM / altura Distancias parciales
    1 Inicio etapa 18 30S

    x=37.1335618207382 y=-4.74249181946126 z=415

    0,0 km
    2 Sendero de las Albinas 30S

    x=37.1347558280399 y=-4.74403896374349 z=410

    0,2 km
    3 Cortijo de Buenavista 30S

    x=37.1461187976198 y=-4.78595859270821 z=455

    4,7 km
    4 Lindero de encinas 30S

    x=37.1586640937567 y=-4.7997105560572 z=435

    7,4 km
    5 Llano del Puntal 30S

    x=37.1687474004621 y=-4.80636928662002 z=420

    8.8 km
    6 Navahermosa 30S

    x=37.1429657761662 y=-4.83598501344785 z=430

    12,7 km
    7 Sierra de Yeguas. Etapa 18 GR 249 30S

    x=37.1252397659542 y=-4.86583489477871 z=450

    16,2 km
    8 Cerro Lagares 30S

    x=37.1103733399105 y=-4.86265657858047 z=555

    18,2 km
    9 Vado del arroyo del Boyero 30S

    x=37.0792505820576 y=-4.85582018932721 z=480

    22,5 km
    10 Fin de la etapa 18 30S

    x=37.0535575714704 y=-4.85907374522114 z=470

    25,6 km
  • Formas de recorrer

    En referencia a la forma de tránsito en las diferentes etapas, recordamos que éstas están dividida en tres categorías (a pie, en bicicleta todo terreno o BTT y a caballo). No obstante, cuando indicamos que se puede realizar a pie, siempre nos referimos al 100 % de la etapa; mientras que, en el caso de la BTT y a caballo, dependerá de las restricciones temporales y las normativas municipales, por lo que tendremos que elegir trazados paralelos o alternativos que nos permitan el tránsito. También recordamos que el uso de la BTT, dependiendo de la etapa o sendero, puede tener lugar por recorridos sobre pavimentos irregulares y con altos desniveles, por lo que pueden entrañar alguna o mucha dificultad técnica.

    • A pie
    • En bicicleta

    Señalización

    Señalización

De interés

Cartografía
Municipios
Establecimientos Gran Senda
Puntos de interés
Accesibilidad

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Documentos

Información medioambiental

Entorno natural
Los ríos y el agua
Fauna
  • Entorno natural

    Es una etapa de longitud media, la mayor parte en ascenso pero de no demasiada magnitud. El entorno es de secano, tanto de olivar como de cereales, pero dinamizado con la laguna de Fuente de Piedra y los bosques isla. La laguna tiene el máximo nivel de protección ambiental dados su valores naturales y la fragilidad de los ecosistemas que sustenta.

    La etapa recorre la campiña malagueña del norte de la provincia, flanqueando dos de sus emblemas medioambientales, la laguna de Fuente de Piedra al principio y la sierra de los Caballos y el valle de Navahermosa hacia la mitad. Entre la isla biogeográfica que supone la gran laguna salada y la inesperada mole caliza, cientos de hectáreas de secano, principalmente olivar y cereales, pero también una fértil vega de regadío. El final en Campillos lleva al territorio de las pequeñas lagunas endorreicas cercanas al pueblo.

    El trazado realiza un largo bucle en dirección noroeste y sudoeste (con un fuerte quiebro en la zona del Puntal) para, a partir de Sierra de Yeguas, tomar dirección predominante sur con la ascensión a la mayor cota de la Etapa. A los lados de los caminos, los numerosos cortijos que han constituido históricamente los centros de gestión agrícola de la comarca, algunos de ellos todavía en activo pero unos cuantos en estado de ruina.

    El único curso fluvial importante es el de María Fernández, que viene desde el noroeste y desemboca en la laguna. Aunque muy deteriorado en cuanto a la vegetación ripícola, pese a que veces tiene un cierto caudal, por lo que no mantiene la arboleda que debiera, con algunos tarajes y carrizos en algunos tramos.

    Las estrellas hidráulicas del día son las lagunas endorreicas. Su génesis se debe a la existencia de depresiones cerradas en el terreno, sin salida al exterior. La cantidad de agua que mantengan y su mayor o menor estacionalidad se deberá a los aportes de arroyos, su conexión con el acuífero subyacente y las dimensiones de la cuenca.

    Se trata de dos Reservas Naturales, una figura autonómica que brinda la mayor protección ambiental; la de la Laguna de Fuente de Piedra, que acoge en su zona de influencia la de Lobón o del Lobón, y la Reserva Natural Lagunas de Campillos. Esta última engloba entre otras muchas a la Laguna Dulce, que es la única que se ve desde el recorrido aunque a cierta distancia.

    La Laguna de Fuente de Piedra está situada a 400 metros de altitud, tiene una forma alargada con dirección nordeste sudoeste en su lado mayor de hasta 6 kilómetros y medio de longitud. El ancho es de 2.5 km de media, lo que da unas dimensiones de la lámina de agua de unos 16 kilómetros cuadrados, pero muy escasa profundidad. Un espacio de tales dimensiones, cuya protección se amplía hasta las 1.365 ha, ha atraído la atención desde siempre y, sobre todo, por la posibilidad de extracción de sal. En general, las obras para facilitar o industrializar la actividad minera han conformado el espacio, con un canal perimetral para el drenaje y la desecación de los arroyos en el que se asientan tarajes, aneas y carrizos en las aguas menos salinas.

    En los ambientes más extremos, tales como las orillas de la lámina de agua mayor, la vegetación se reduce a la propia de ambientes salinos: sosas, almajos y herbáceas de ciclo muy corto. La alacranera o sosa jabonera (Arthrocnemum macrostachyum) es un arbustillo de hojas y tallos carnosos que es típica de los fangos perimetrales del vaso laguna, sometidos a la inundación temporal o a la desecación total, como por ejemplo en los llanos mareales. Es una especialista en estos ambientes inhóspitos que últimamente se ha vuelto famosa por su utilización como verdura para ensaladas y otros platos. Los tallos son articulados, un poco como la cola de los escorpiones, y su color varía desde el verde intenso al púrpura, pudiendo tener aspecto rastrero o no.

    Los diques y espigones practicados desde antiguo para compartimentar el agua y facilitar la evaporación suelen mantenerse por encima del nivel, y son aprovechados por los flamencos para poner sus nidos, constituyendo la mayor colonia de cría de la península ibérica. La desecación de la laguna suele ser total en el estío, quedando cubierta de una refulgente capa de sal.

    El paisaje se completa con lagunas menores (el Laguneto, la de las Palomas y la de los abejarucos), algunos retazos de encinar y acebuchal y los cultivos de secano que circundan el área de mayor protección. También sometidas a los envites de los vientos y la irradiación solar, mantienen bastantes tarajes en sus orillas y algunos juncos y aneas. No es raro ver flamencos aquí, junto a garzas, patos y limícolas.

    La visita al espacio natural protegido se facilita mediante una red de cinco miradores, dos senderos y el Centro de Visitantes. Hay una zona repoblada con encinas, majuelos, lentiscos, espinos negros, olivillas, algarrobos, acebuches y otras especies nobles del matorral mediterráneo, desaparecidos en los alrededores y que aquí demuestran estar en su hábitat según se desprende de su lozanía. En la actualidad ya producen frutos y tienen un cierto porte, sobre todo los lentiscos, con lo que la avifauna propia del matorral mediterráneo frecuenta este a modo de jardín. La población de conejos es muy de resaltar aquí, así como las grajillas alrededor del edificio y los abejarucos en los taludes de los lagunetos.

    El más famoso de los residentes en la laguna es el flamenco común o rosa (Phoenicopterus roseus), una elegante ave que destaca por sus colores blancos y negros muy contrastados con las alas, el pico y las patas de un rosa intenso. Su nombre científico hace referencia a ese color, mientras que el común a su identificación como el ave fénix, por su aspecto flamígero al volar. De gran tamaño y envergadura, mayor del metro y medio, en nuestra provincia es residente pero la mayoría de los efectivos son migrantes del periodo estival que acuden a la laguna como único punto de reproducción provincial. Se alimentan filtrando las aguas turbias que genera chapoteando en el fango con las patas para capturar las artemias (que hacen posible el color característico) y otros invertebrados. Se sabe que nuestras aves viajan de noche hasta Doñana para alimentarse.

    Tras la laguna está el llano del Soldado, básicamente un páramo cerealista que deja detrás el pueblo y a la izquierda, cada vez más alejada, la laguna salada. Pronto comienzan los olivares, desde los compuestos por árboles centenarios hasta las nuevas plantaciones, donde es fácil ver conejos, liebres y perdices. Hay excelentes ejemplos de bosques isla, la mayor parte de las veces de forma lineal, y pies aislados de encinas con algunos arbustos debajo.

    El otro protagonista medioambiental del día es la zona conocida como Navahermosa, con el telón de fondo de la sierra de los Caballos. Aunque a ambos lados hay cereal, olivar y viñedos también hay cultivos de regadío, particularmente alfalfa. E una zona muy importante para la observación de aves estepáricas, sobre todo en paso migratorio. Se citan aquí especies tan extraordinarias en la provincia como el elanio común, el sisón común, el alcaraván, la tarabilla norteña y varias especies de aguiluchos.

    En lo alto de la loma entre el Chaparral y la Garachuela, el suelo del olivar va cambiando de color, desde el blanco al rojo, y lo más interesante es que hay algunos almendros y coscojas, e incluso algunos muros de piedra seca ideales para anfibios y reptiles.

    De entre todos los artrópodos que viven en esta etapa, posiblemente los más numerosos y fáciles de ver, y que a la vez pueden crear cierta alarma social, son las orugas de los prados, Ocnogyna baetica. En invierno, cuando las condiciones son propicias, pueden verse  millones en los campos de cultivo, alimentándose de todo tipo de herbáceas silvestres. Forman grandes nidos con su seda, por lo que son visibles desde la distancia. Tiene cierto parecido físico con la oruga de la procesionaria del pino, pero la de los pardos no es urticante. Ambas son fáciles de diferenciar: si no hay pinos cerca, no puede ser procesionaria; además, la procesionaria vive siempre sobre el pino y solo baja al suelo para enterrarse y pupar, momento en que se la ve formando la típica procesión en fila india, o agrupadas formando un círculo enterrándose; por otra parte, tiene un aspecto peludo, con penachos a modo de anillos, con espacios sin pelos entre ellos. La oruga de los prados es completamente peluda, sin los espacios sin pelos de la procesionaria, y hace toda su vida en el suelo, sobre plantas herbáceas.

  • Los ríos y el agua

    El único arroyo importante es el de Las Tinajas. Viene desde el noroeste como Arroyo del Boyero y va hacia el Embalse del Guadalhorce. Cuando se vadea se hace al lado de un pozo y tiene un cierto caudal, pero no mantiene la arboleda que debiera, ganando la partida las zarzas y aneas.

    Las estrellas hidráulicas del día son las lagunas endorreicas. Su génesis se debe a la existencia de depresiones cerradas en el terreno, sin salida al exterior. La cantidad de agua que mantengan y su mayor o menor estacionalidad se deberá a los aportes de arroyos, su conexión con el acuífero subyacente y las dimensiones de la cuenca.

    Se trata de dos Reservas Naturales, una figura autonómica que brinda la mayor protección ambiental, la de la Laguna de Fuente de Piedra, que acoge en su zona de influencia la de Lobón o del Lobón, y la Reserva Natural Lagunas de Campillos. Esta última engloba, entre otras muchas, a la Laguna Dulce.

    La Laguna de Fuente de Piedra está situada a 400 metros de altitud, tiene una forma alargada con dirección nordeste sudoeste en su lado mayor de hasta 6 kilómetros y medio de longitud.

    El ancho es de 2.5 km de media, lo que da unas dimensiones de la lámina de agua de unos 16 kilómetros cuadrados pero muy escasa profundidad. Un espacio de tales dimensiones, cuya protección se amplía hasta las 1.365 ha, ha atraído la atención desde siempre y, sobre todo, por la posibilidad de extracción de sal. En general, las obras para facilitar o industrializar la actividad minera han conformado el espacio, con un canal perimetral para la desecación y el drenaje de los arroyos en el que se asientan tarajes, aneas y carrizos en las aguas menos salinas.

    En los ambientes más extremos, la vegetación se reduce a la propia de ambientes salinos, sosas y almajos y herbáceas de ciclo muy corto. Los diques y espigones practicados desde antiguo para compartimentar el agua y facilitar la evaporación suelen mantenerse por encima del nivel, y son aprovechados por los flamencos para poner sus nidos, constituyendo la mayor colonia de cría de la península ibérica.

    La desecación de la laguna suele ser total en el estío, quedando cubierta de una refulgente capa de sal. El paisaje se completa con lagunas menores (el Laguneto, la de las Palomas y la de los Abejarucos), algunos retazos de encinar y acebuchal y los cultivos de secano que circundan el área de mayor protección. La visita al espacio natural protegido se facilita mediante una redde cinco miradores, dos senderos y el Centro de Visitantes. Hay una zona repoblada con encinas, majuelos, lentiscos, espinos negros, olivillas, algarrobos, acebuches y otras especies nobles del matorral mediterráneo desaparecidos en los alrededores.

    La Laguna del Lobón, por contraposición, es muy pequeña, de apenas 150 metros de diámetro y se encuentra a mayor altitud, unos 460 metros. También sometida a los envites de los vientos y la irradiación solar, mantiene bastantes tarajes en sus orillas, sobre todo las que dan al sendero, y algunos juncos y aneas. No es raro ver flamencos aquí, junto a garzas, patos y limícolas.

    La Laguna Dulce, la segunda en tamaño del conjunto, está a 450 metros de altura, la cubeta ocupa 78 hectáreas y es circular, con unos 800 metros de diámetro cuando llena. En el extremo opuesto al sendero hay una pequeña zona recreativa y un observatorio ornitológico a los que se puede llegar con facilidad siguiendo la pista que sale hacia el este y luego quiebra hacia poniente. La composición de sus aguas, como sugiere su nombre, es menos salina de lo habitual aquí. Mantiene una buena población de patos buceadores, gaviotas y limícolas. El sendero llega a la zona con vegetación más abundante, tarajes, carrizos y aneas, lo que impide el contacto visual directo con la orilla y la lámina de agua.

  • Fauna

    Aves

    La etapa comienza en el extremo norte de la laguna, desde donde toma dirección sur a través de medios agrícolas que acogen, fundamentalmente, olivo y cereal, ambiente que nos acompañará a lo largo de toda la etapa y que condiciona las especies a observar. Se cruza un arroyo y se pasa junto a dos lagunas que aportan una diversidad de alto valor al listado de especies de la etapa. La combinación de medios esteparios con humedales resulta en la aparición de hábitats de gran valor con una composición de taxones que destaca por su rareza a nivel europeo.

    Especies Singulares

    La etapa no es muy exigente atendiendo a la distancia a recorrer ni tampoco en cuanto a desniveles que sortear, de modo que podremos dedicar algo de tiempo al entorno del centro de visitantes para disfrutar de especies típicamente acuáticas desde los observatorios habilitados. Zampullines cuellinegro y chico, garza real, garceta común, garcilla bueyera, flamenco, ánades real y friso, pato cuchara, cerceta común, pato colorado, porrón común, aguilucho lagunero, cernícalos vulgar y primilla, rascón, focha común, polla de agua, cigüeñuela, avoceta, alcaraván, chorlitejos chico, grande y patinegro, chorlitos dorado y gris, agachadiza común, andarríos grande y chico, gaviotas sombría, patiamarilla, reidora y picofina, fumarel cariblanco, pagaza piconegra y lavandera boyera son las especies más frecuentes, de las ligadas a medios acuáticos, aunque el listado puede incrementarse de manera notable durante las épocas de migración si incluimos limícolas y paseriformes viajeros.

    Una vez comenzada la senda entramos de manera brusca en los ambientes cultivados, y nos alejaremos progresivamente de la laguna, por lo que el avistamiento de aves acuáticas se limitará a ejemplares en vuelo hacia o desde la laguna. En este ambiente predominan las especies propias de espacios abiertos, a las que se suman aquellas que favorece la presencia del olivar; cabría destacar a la perdiz roja, alcaraván, tórtola común, abubilla, golondrinas común y dáurica, bisbita común, lavandera blanca, cogujada común, calandria, alondra, mirlo común, zorzal común, petirrojo, tarabilla común, buitrón, curruca cabecinegra, curruca capirotada, mosquitero común, alcaudones común y meridional, carbonero común, estorninos negro y pinto, gorrión común, jilguero, pardillo, verdecillo, verderón común y triguero, el cual puede verse en grandes bandos durante el invierno. Lo que en un principio puede resultar un medio homogéneo y poco atractivo para la observación de aves, acaba por ser un verdadero foco de diversidad.

    En invierno la senda pasa por lugares donde pueden producirse concentraciones de cientos de chorlitos dorados y también de alcaravanes, especies ambas que saben pasar desapercibidas una vez posadas con ayuda de su plumaje. En ocasiones podrá ser un esmerejón quien nos ayude a detectar los bandos, con sus vuelos de caza rasantes. Otras especies que pueden verse son el cernícalo vulgar, mochuelo, lechuza común, en las cercanías de los cortijos en ruina que se cruzan, ratonero común, con llegada de ejemplares del centro y norte de Europa durante la invernada (visiblemente más grandes y claros), búho chico y chotacabras pardo.

    Ya en el extremo sur de la laguna, a la altura del cortijo de la Rábita, hay que cruzar el arroyo del Hoyero, lo que nos obligará a mojarnos los pies si este cuenta con agua. En este entorno, con su orla de carrizos y cañas, podremos oír y ver ruiseñor bastardo y carriceros común y tordal, y una mayor abundancia de aves atraídas por el foco de agua. Una vez pasado el arroyo entramos en un olivar que dará paso a una gran extensión de cultivos herbáceos de secano en los que son lavandera blanca, cogujada común, calandria y alondra las especies más abundantes. Un cortijo en ruinas, el de Las Monjas, acoge una población de cernícalo primilla, que se reduce año tras año como respuesta al deterioro que está sufriendo. En pocos años se ha pasado de unas 30 parejas a tan sólo 5, lo que ha llevado a tomar acciones encaminadas a asegurar el sustrato de nidificación para esta carismática especie de ambientes esteparios.

    Desde esta misma zona, y una vez dejamos el olivar atrás, podremos también disfrutar de las grullas, que acuden a estas zonas abiertas para alimentarse, y de sisones, que requieren de una observación meticulosa, y aguiluchos cenizos, fácilmente visibles en sus largos planeos sobre el cereal. Durante los meses fríos se producen concentraciones muy importantes de lavandera blanca, que pueden superar los 4000 ejemplares. También resulta sorprendente, aunque es muy común durante la primavera y el verano, ver a las pagazas piconegras en un tipo de ambiente, a priori, dispar para la especie, cazando ortópteros con sus sonoros y elegantes vuelos.

    Antes de alcanzar la cota que nos permite ver la cuenca de la laguna Dulce de Campillos, dejamos a nuestra derecha una edificación de color albero destinada a la conservación de especies esteparias. Se trata de un primillar, diseñado específicamente para la nidificación de cernícalo primilla y carraca, que en principio han sido ocupados por cernícalo vulgar y varias parejas de grajilla, que se dejan observar a distancias cortas. A continuación, en la laguna de Lobón podremos disfrutar de nuevo de especies acuáticas si cuenta con agua, ya que sus reducidas dimensiones y profundidad favorecen que se seque mucho antes que las otras lagunas del entorno. De contar con el líquido elemento, podremos disfrutar de ánade real, cigüeñuela, avoceta, chorlitejo grande, chico y patinegro, canastera, gaviota reidora y pagaza piconegra, entre otras especies acuáticas. En el tramo que nos conduce a Campillos pasamos por el borde de la laguna Dulce, en cuyo entorno no resulta raro ver elanio azul y, en la lámina de agua, porrón pardo, además de muchas de las especies mencionadas al principio de esta sección de la etapa. De entre las muchas fochas comunes presentes en esta laguna, podríamos encontrar alguna focha moruna, lo que requiere de una búsqueda minuciosa centrada en los caracteres que diferencias a ambas especies. Básicamente la presencia de dos “cuernecitos” de color rojo y ausencia de entrante blanco, hacia el cuello, en la misma comisura del pico.

    Los periodos de migración son notables en los entornos acuáticos de la etapa, pero también en el medio cultivado, donde cabría destacar la aparición de carracas. Por último, otras especies que pueden observarse en la etapa son el búho real, en este caso será más fácil oírlo, y tarro blanco.

    Si desea más información sobre esta etapa (localización, fenología o valores naturales), pinche aquí.