Itinerario
ATENCIÓN. ETAPA TEMPORALMENTE CERRADA
Como en etapas anteriores, el paso entre fincas se hace por angarillas que necesariamente tendremos que cerrar. En verano, los primeros tramos de la excursión discurren por campos plagados de cardos que invitan a llevar pantalones largos. Atentos con no molestar a las vacas que pacen en los prados iniciales. La travesía de Gaucín se realiza por la carretera y no siempre por arcenes anchos, así que ojo con el tránsito de los vehículos, sobre todo, al cruzar de un lado a otro. Algunos trazos del GR, al paso por los montes de propios de Benarrabá, estarán más o menos marcados en función del manejo del alcornocal. Las balizas siempre nos ayudarán a solventar las posibles dudas. Las fincas colindantes, antes de llegar a Benarrabá, se dedican al cultivo de frutales; como es de imaginar, los frutos tienen dueño y, como es de suponer, no se pueden recolectar, aunque tan solo sea una simple naranja. Hasta Gaucín, la etapa coincide íntegramente con el PR-A 245 El Colmenar-Gaucín. Además de las balizas de estos senderos homologados, veremos indicaciones de pintura amarilla, azul, y blanca y verde. Al final de la etapa coincide con el PR-A 243 Gaucín-Benarrabá.
Resumen
Esta etapa discurre por los dos valles protagonistas del GR 141, el del Guadiaro, por donde hemos caminado inicialmente, y el del Genal, por donde transitaremos a partir de ahora, con Benarrabá como primer destino. Desde los campos de bujeo, donde pastan vacas, subiremos hasta la sierra del Hacho, cubierta por una importante mancha de bosque mediterráneo. El puerto de los Hinojales, punto culminante de la jornada, domina amplias panorámicas que nos asoman al imponente espolón de Líbar, en el sector oriental del Parque Natural Sierra de Grazalema, y a las suaves colinas que se extienden desde Cortes de la Frontera hacia el Campo de Gibraltar, conformando los grandes bosques del Parque Natural Los Alcornocales. Vislumbraremos también la romántica villa de Gaucín presidida por su histórico castillo del Águila. Al penetrar en los montes de propios de Benarrabá, el alcornocal se erige en dueño absoluto del bosque; en tanto, la curiosidad del senderista no acertará a retener toda la magnificencia del Valle del Genal, conformado aquí y allá por profundas gargantas y verdes lomas sin aparente orden alguno, y a cuyo mosaico se suman un diseminado grupito de encantadores pueblos blancos de clara tipología andalusí.