Itinerario
Sierra Blanca es un entorno marcadamente montañero con varios picos que superan los 1200 metros de altitud. Aunque el recorrido propuesto es muy asequible (4.8 km), no deja de transitar por veredas estrechas y superar bastantes metros de desnivel en este ambiente serrano. Se propone utilizar un mismo trazado para subir y bajar por ser el único sendero homologado, el PR A-169 Marbella-Juanar, que sube hasta coincidir con la etapa 31 de la Gran Senda de Málaga.
Resumen
Hay un desnivel importante con algunas pendientes un tanto acusadas y pasos de una cierta dificultad técnica, pero en contraposición la longitud es moderada. Todas las laderas de este sector se orientan mirando al sur, con lo que están sometidas a una continua insolación.
Afortunadamente hay zonas de sombra en Puerto Rico Alto, precisamente donde se abandona el sendero de pequeño recorrido y se sigue el de gran recorrido hacia el oeste. Hay una segunda señalización de madera que se corresponde con la red de senderos del ayuntamiento de Marbella y que es útil para ir localizando lugares, puesto que es importante tener claro el punto de retorno, que es el Puerto del Pino, dando vistas todavía a Puerto Rico pero también a la zona occidental de la sierra.
Lo mejor
La zona de Sierra Blanca del municipio de Marbella cuenta con una excelente red de senderos de los que sólo dos están homologados, los que se utilizan para este recorrido. No obstante, la señalización y el estado de conservación de los demás son bastante aceptables, con lo que son numerosos los senderistas que diseñan su propia actividad partiendo de la zona alta del casco urbano. También es un destino muy accesible para la práctica de la escalada.
El atractivo principal es obviamente el entorno montañero a escasos kilómetros de las zonas urbanizadas, cuya conservación está asegurada al tratarse de un monte público que además es Reserva Andaluza de Caza.
Pese a ser una sierra caliza la zona que se recorre es muy rica en agua porque el contacto geológico de Puerto Rico favorece la surgencia de varios manantiales permanentes (y de ahí el topónimo). Poco a poco la zona va recuperando su carácter de monte mediterráneo con una rica diversidad de flora y fauna. Por último, las agrestes montañas con el mar de fondo componen unos espectaculares paisajes por los que merece la pena ascender hasta el Puerto del Pino.
Puerto Rico
El curioso nombre de este paraje no alude a vinculación alguna con la isla caribeña pero tiene casi idéntica significación. En épocas en que la producción agrícola local tenía importancia vital, este abrigado lugar representaba una especie de oasis para los cultivos debido a la conjunción de tierras fértiles, buen clima y abundante agua.
Situado en un contacto geológico, las sales carbonatadas del manantial formaron una meseta aplanada de borde semicircular que resulta muy apropiada para los huertos. La pequeña acequia que se cruza encauzaba el agua del nacimiento hacia las albercas que la distribuían a los terrenos de labor. Los múltiples recursos de Puerto Rico son conocidos desde hace milenios, puesto que hay evidencias de habitación humana en las cuevas desde el neolítico.
El bosque mediterráneo
En un pasado no demasiado lejano Sierra Blanca contaba con más bosques de encinas y quejigos que en la actualidad, pero el no siempre bien conocido pasado industrial y minero de Marbella hizo necesario acudir a estas sierras en busca de madera.
Otras actividades tradicionales como la fabricación de carbón o de cal también afectaron al bosque primigenio, aunque en menor medida. Y es obvio que el pastoreo, erradicado ya en el monte público, también tuvo su repercusión.
La especie arbórea que predomina en las zonas expuestas a la insolación es el pino carrasco, quedando los árboles de hoja ancha relegados a los suelos profundos y situaciones de umbría.
Es en el extenso elenco de arbustos y matas en el que se reconoce la antigua diversidad, y el recorrido seleccionado permite identificar varias decenas de plantas leñosas pertenecientes a la flora mediterránea de media montaña. Aparte de los mencionados en el texto, destaca la presencia de alcornoques, madroños, aladiernos, bayones, coscojas, enebros, cornicabras, lentiscos, jérguenes, palmitos, mirtos y sabinas.